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Proclama Fernando Fernández Such, director general de Agricultura del Govern y número 6 de la candidatura de Unidas Podemos al Parlament por Mallorca, que no entiende ni le gusta la decisión adoptada por el consejo rector de Coinga para bajar dos céntimos el precio que paga por litro de leche a los ganaderos de Menorca.

En las administraciones, incluyendo el cada vez más voluminoso sector instrumental, los presupuestos se sustentan en los recursos que aportan los contribuyentes, y si la gestión política genera déficits o incrementa la deuda pública, ‘qui vengui darrera, que tanqui sa barrera’. No ocurre lo mismo en la empresa privada, que debe equilibrar gastos e ingresos para evitar su descapitalización y garantizar su viabilidad. También en las cooperativas, porque en Menorca hay ejemplos -léase Sa Roqueta- que    sucumbieron. Fernández Such debería ser más prudente y antes de poner a Coinga en el disparadero debe valorar el esfuerzo de haber incrementado en 19 céntimos el precio que paga a los payeses.

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Como explica el presidenta de la cooperativa insular, Santiago Lafuente, es una medida coyuntural, de la misma manera que en abril el precio del litro experimentó una caída media de entre siete y ocho céntimos

El problema no es Coinga, que lucha por sobrevivir y para dar continuidad a la ganadería de vacuno de leche en Menorca, como también hace Quesería Menorquina -y ambas empresas lo están pasando mal-, sino la inflación; el incumplimiento, por el Gobierno, de la Ley de la Cadena Alimentaria. Y, sobre todo, que producir leche en Menorca tiene unos extracostes motivados por la insularidad que no compensan hoy ni el REB, ni la PAC ni el Provilac. El Govern y el Ministerio de Agricultura ya cuantificaron este sobrecoste, en 2919, en doce céntimos por litro. Los ganaderos producen a pérdidas, a razón de 0,28 céntimos por litro, lo que supone 14 millones de euros al año.