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En esta campaña líquida, lo importante es el relato, la foto y, si el guión lo exige, también vamos a poner los pies en remojo en la playa.

Como quienes han gobernado no han cambiado el modelo económico de Balears, ahora nos bombardean a todas horas con el ‘cambio de paradigma’, que viene a ser lo mismo, dicho con palabras que suenan distinto. Pero no riman ni con diversificar ni con desestacionalizar, porque seguimos hibernando desde noviembre a abril; y tanto la industria manufacturera como el campo de Menorca languidecen y se hunden porque no ven compensados los sobrecostes del transporte que soportan al tener que producir en una región insular.

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¿Qué efectos ha tenido el Régimen Especial aprobado en febrero de 2019?, me refiero a las medidas fiscales para nuestras empresas. Porque no somos ultraperiféricos como Canarias, pero somos islas como el archipiélago atlántico y los extracostes de Balears reducen la competitividad y la productividad. ¿Se ha cambiado la regla de minimis, de la Unión Europea, que sigue topando todas las ayudas de estado en Balears?

La campaña pierde sentido y credibilidad cuando se convierte en una sucesión de anuncios y promesas que carecen de calendario y presupuesto, más allá del enunciado. A los actos electorales -los debates abren espacio para el diálogo- sólo acuden los candidatos, sus familiares y los muy convencidos. En lugar del «puedo prometer y prometo» hay que explicar qué ha ocurrido con el Centro Integrado de FP de Hostelería en Ciutadella, la nueva escuela de Es Mercadal, el Conservatorio de Música en Maó, las obras de la carretera general y su financiación; la nueva Comisaría de Maó y los nuevos Juzgados de Ciutadella, el tratamiento terciario de la depuradora Maó-Es Castell, la ampliación del Polígono de Ciutadella y por qué aún no se ha dado respuesta al futuro del Centro Canal Salat. En esto consiste el cambio de paradigma.