TW

Cuando acaba un año, empieza otro. Un año tiene los días contados. Despedidas y bienvenidas hay para todos los gustos. En ocasiones, durante la línea infinita del tiempo en la que somos un punto, nos hacemos conscientes de que algo se va (adiós) o algo llega (hola). Hay cosas que queremos que se vayan, mientras que a otras nos gustaría retenerlas, en vano; algunas esperamos que no lleguen nunca, pero también nos alegran ciertas novedades cargadas de esperanza. Despedimos el año con sensaciones ambivalentes y, aunque siempre deseamos un feliz año nuevo para todo el mundo, y por desear que no quede, sabemos que el futuro nos traerá cosas buenas y malas de forma desigual o aleatoria, como ha pasado siempre.

Si nos concentramos en las cosas que dependen de nosotros o en aquellas en las que podemos influir, el espectro se reduce bastante pero, a cambio, es mucho más responsable y realista.

Noticias relacionadas

Cada uno puede hacer el ejercicio de decir hola y adiós a alguna cosa. Así nos hacemos conscientes del fluir, del devenir, de la fugacidad, de la caducidad y lo efímero. Atentos a lo que llega para recibirlo en condiciones. Sepamos abandonar errores, prejuicios, miedos o maldades; y acojamos las ideas nuevas, los buenos sentimientos y todo lo mejor que puede traernos este año 2024.

No pensemos solo en política. No nos conformemos con las cosas externas y superficiales. Cambiarse a uno mismo es muchísimo más difícil que cambiar el mundo.