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Que un chef de interior, nacido en Ciudad Real, trabaje a pie de puerto de mar durante casi toda su vida es más que una anécdota. Es toda una historia vital profesional que ahora concluye. Lázaro Alcaide Paz, de 66 años, se merece el descanso de la jubilación tras una trayectoria exitosa con su restaurante La Minerva.

Cuando desaparece un local con solera, de los que se llaman emblemáticos, la sociedad local parece no enterarse. Muchos durante años han abierto la boca para comer allí, pero hoy, en el momento del adiós, casi nadie levanta una ceja. Unos llegan y otros se van. La vida es así. Pero, estos locales no solo han albergado un negocio, sino miles de historias, lo que hoy se llama experiencias, de mantel y plato. Como muestra, Alcaide tiene varias paredes llenas de fotografías con personajes que han saboreado sus menús. Algunos pertenecen al entorno del Real Madrid. Pero, su parte castellano manchega, le impulsa a la discreción. Promete que esos capítulos del libro de La Minerva nunca se publicarán. Lástima.

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Además de esos famosos del exterior, muchos menorquines nos hemos sentado a su mesa. Durante años, el Sopar des Diari se ha celebrado en la segunda planta del restaurante. En sus salones se han celebrado miles de comidas de negocios, celebraciones familiares y de asociaciones y entidades. Por eso, se puede afirmar que con el cierre de la Minerva, el puerto de Maó ha perdido uno de sus atractivos, no solo un elemento de su paisaje, sino un valor de su historia, de su gastronomía y de su gente.

El puerto de Maó ha vivido unos años de impulso por la iniciativa del sector de la restauración. Pero también ha perdido algunos de sus principales ingredientes. ¿Cuánto tiempo hace falta para que un local de comidas tenga solera y sea emblemático? No es solo cuestión de tiempo, ni solo de gastronomía. Los nombres propios cuentan. El de Lázaro Alcaide de La Minerva deja una huella profunda. Feliz jubilación.