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Galicia tiene un sabor especial y en política, también. Aunque la moda de ahora es pronosticar e interpretar unas elecciones autonómicas desde la óptica difusa de la política nacional, los gallegos son muy suyos. La mayoría han hecho toda la campaña en lengua gallega, incluso en los cortes de las televisiones nacionales, los candidatos aparecían en su idioma, entendible sin traductor. Un dato que ha apuntado la encuesta del CIS, más allá de sus cuestionables tendencias de voto, es que más del 30 por ciento de los votantes del PP tendrían como segunda opción votar al Bloque Nacionalista Galego de Ana Pontón.

El PP con sabor regional, incluso regionalista, podría renovar hoy la mayoría absoluta, aunque no lo tiene asegurado. Es probable que los 15 años de Manuel Fraga y los 23 de Alberto Nuñez Feijóo en la presidencia hayan consolidado esa cultura de los conservadores con estilo gallego.

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Pero la campaña se ha contaminado con las polémicas y los enfrentamientos que se viven en Madrid. Intentar equiparar al BNGcon Bildu no creo que arranque demasiados votos. Llevar a Galicia las peleas por la ley de amnistía tampoco ha de dar réditos electorales.

Alfonso Rueda parece uno de esos presidentes muy de su tierra que participa de los argumentarios nacionales de su partido con pocas ganas. Quizás se distanció más de las dinámicas exteriores antes de la campaña, cuando mantenía posiciones críticas con su mismo partido. La candidata del BNG ha sido el gran descubrimiento. Yha estado escalando en las encuestas sin necesidad de recurrir al populismo y al enfrentamiento de eslogan. El PSOE se mantiene en una discreta tercera posición. Y Sumar y Vox no tienen garantizada su representación en el nuevo parlamento.

Para interpretar los resultados de esta noche se hablará de Sánchez y de Feijóo. Pero hay que estar atentos al estilo gallego.