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Ryan es el nombre de un joven que falleció la semana pasada en Madrid después de ingerir una bebida estimulante mezclada con dos gramos de cocaína rosa. Una de esas bebidas energéticas contiene gran cantidad de cafeína, azúcar, taurina, glucoronolactona, ginseng, guaraná, carnitina, inosotol, vitaminas, todas ellas sustancias estimulantes. La cocaína rosa es una droga de laboratorio, con base de ketamina, el anestésico de los caballos. Se ha hecho popular entre los jóvenes y tiene unos efectos estimulantes similares al éxtasis y el alucinógeno del LSD. En Menorca se incautó una cantidad de esta droga en el mes de agosto de 2023.

Una de esas bebidas energéticas se ha hecho famosa con el eslogan de que «te da alas» cuando en realidad se las corta a muchos jóvenes. El último estudio, del que informamos en un reportaje en la edición de hoy, indica que la mitad de los jóvenes consume estas bebidas de forma habitual. La mitad de estos las mezcla con alcohol. Les cortan las alas porque entre los 12 y los 14 años se forman sus hábitos que afectan a su salud, según explica la doctora de familia Elena Muñoz. Hay comunidades autónomas que ya están limitando la venta a menores de edad.

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La lista de los efectos por el abuso de estas bebidas es larga:nerviosismo, irritabilidad, insomnio, náuseas, dolor de cabeza, temblores, ansiedad, trastornos de conducta y de percepción de la realidad, diuresis, arritmia, taquicardia.

La sociedad se mueve por modas. Por eso se ha estigmatizado el tabaco y se ha conseguido un resultado extraordinario para la salud de muchas personas. Por otro lado se favorece, gracias a la publicidad, el consumo de sustancias que crean adicción. Quizás el negocio sea ese:crear la demanda, conquistar el mercado con los adictos al producto, y después producir los antídotos, sea en forma de leyes o de sistemas alternativos como los cigarrillos electrónicos en el caso del tabaco.