En muchas playas, como en es Trenc, se aprecia la crecida del mar, que gana terreno a la arena. | ithor

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El cambio climático es el pricipal desafío que afronta la humanidad. Científicos, políticos, empresarios y activistas han consensuado que es necesario reducir las emisiones a la atmósfera y adaptarse a las amenazas que genera. Un grupo de investigadores del Laboratori Interdisciplinari sobre el Canvi Climàtic (Lincc UIB), liderado por Cati Torres y Miquel Àngel Miranda, han presentado un listado de 70 medidas para reducir el impacto del cambio climático en Balears tras haber analizado la afectación sobre variables ambientales, económicas y sociales. Entre otras iniciativas, se propone abordar el debate de la reducción de las emisiones de los vuelos, que se complete el inventario de emisiones de Balears, generar cambios en los patrones de consumo, modificar el urbanismo y la construcción para reducir el consumo energético y el uso del transporte privado, diversificar la economía hacia actividades con menor huella ecológica e incorporar en los currículos educativos contenidos relacionados con el cambio climático.

«El aumento esperado de la temperatura y del nivel del mar, la disminución de la precipitación media y el incremento de la evapotranspiración, las sequías, el aumento de la acidificación y la desoxigenación del océano representan las amenazas principales para Balears, tanto para sus ecosistemas y la salud de los habitantes como para su economía, dada la vulnerabilidad del sector turístico al cambio climático», indican.

Miquel Àngel Miranda es muy claro: el turismo tiene una huella de carbono muy alta debido al transporte aéreo y considera que aunque hay iniciativas loables en el sector hotelero, no se hace lo suficiente. «Es difícil saber si las políticas de green washing tienen una base firme detrás. Conozco algunas iniciativas destacables en el sector hotelero, pero simplemente por la movilidad, el turismo es una actividad con una gran huella de carbono. Hay que reducir capacidad de carga y diversificar la economía hacia actividades de proximidad y con menor huella ecológica, pero esto no está en la agenda política», indica.

El artículo científico publicado en inglés en la revista Regional Environmental Change se titula ‘Cambio climático y sus impactos en las Illes Balears: una guía para el diseño de políticas en las regiones mediterráneas’. A lo largo de sus 19 páginas resume las evidencias científicas del cambio climático y sus efectos en Balears, para a continuación proponer 70 medidas, 39 de mitigación y 31 de adaptación. Tanto unas como otras se clasifican en los ámbitos de ecosistemas marinos y terrestres, recursos hídricos, energía, infraestructuras y planificación urbanística, movilidad sostenible, salud humana, economía, residuos, legislación y educación.

«Las medidas de mitigación son para evitar producir gases de efecto invernadero. En cambio, las medidas de adaptación se dan porque asumimos que el cambio climático no se podrá evitar y producirá cambios que harán que tengamos que adaptarnos. Por ejemplo, las olas de calor son lo que más afecta a la salud humana», explica Miranda.

Los autores del estudio son Cati Torres, Gabriel Jordà, Pau de Vílchez, Raquel Vaquer-Sunyer, Juan Rita, Vincent Canals, Antoni Cladera, José M. Escalona y Miquel Àngel Miranda. «Este trabajo completa un estudio encargado por el Consell Econòmic i Social al Lincc que hace predicciones sobre el cambio climático en 2030, 2050 y 2100. Es un hito desde el punto de vista conceptual porque diferentes departamentos de la UIB hemos colaborado para analizar la situación y proponer las medidas, que ahora están a disposición de la ciudadanía y los gestores», menciona Miranda.

MEDIDAS DE MITIGACIÓN:

cosistemas marinos y terrestres

1. Proteger y promover el incremento de espacios naturales, tales como bosques y praderas de posidonia oceánica.

2. Calcular las emisiones asociadas a los diferentes usos del suelo para completar los inventarios de emisiones de Balears.

3. Regular las extracciones forestales de biomasa para reducir las emisiones.

4. Promover los usos del suelo y los cultivos que actúan mejor como sumideros de carbono y preservarlos a través de una gestión de residuos adecuada.

5. Implementar un plan de gestión de tierras agrícolas y pastoreo para reduir las emisiones.
Recursos hídricos.

6. Incrementar la eficiencia en la recogida, distribución y consumo de agua para reducir la necesidad de desalinización y el consumo energético.

Energía

7. Reducir la demanda de energía en sectores de consumo final, especialmente en los sectores de servicios y residencial, a través del incremento de la eficiencia energética.

8. Generar energía renovable a través de una planificación territorial adecuada y evaluaciones de impacto ambiental.

9. Promover cambios en los patrones de consumo.

10. Abandonar las perforaciones exploratorias de gas y petróleo.

11. Promover la generación eléctrica descentralizada.

12. Definir zonas con mayor potencial para facilitar el acceso a los sistemas eléctricos, siendo así más adecuadas para permitir la instalación de infraestructuras de energías renovables.

13. Usar técnicas de electricidad de red inteligente para permitir la distribución de la generación de energía renovable.

14. Impulsar las redes de calefacción urbana en las zonas costeras turísticas.

Infraestructuras y planificación urbanística

15. Promover una planificación urbanística que haga innecesario o menos necesario el uso del vehículo privado, reduciendo así la presión sobre la red actual de transporte, así como las emisiones y el consumo de suelo.

16. Garantizar que se establezcan parámetros sostenibles obligatorios, tales como el consumo de energía y agua y los sistemas de control climático en el sector de la construcción.

17. Implantar planes de rehabilitación de edificios orientados a alargar su vida útil para evitar pérdidas energéticas.

18. Hacer que las zonas urbanas sean más verdes mediante la plantación de árboles y las cubiertas verdes para reducir la temperatura y absorber CO2, así como mantenerlas mediante un uso del agua más sostenible.

Movilidad sostenible

19. Establecer una red de transporte público con precios asequibles, no basada en combustibles fósiles y adaptada a cada isla evitando el uso del vehículo privado.

20. Promover la movilidad a pie y en bicicleta dentro de las zonas urbanas, haciendo más fácil y seguro el uso del espacio público.

21. Promover mecanismos de movilidad compartida y vehículos eléctricos pequeños.

22. Iniciar el debate con las instituciones nacionales y locales sobre la necesidad de reducir sustancialmente las emisiones de los vuelos, priorizando su carácter de servicio público, y evaluar la necesidad de diseñar mecanismos de compensación de emisiones.

Salud humana

23. Promover el consumo de productos locales, ya que tienen una huella de carbono más baja.

24. Promover sistemas de movilidad más sostenibles (movilidad a pie y en bicicleta).

Economía

25. Promover la desinversión en combustibles fósiles y actividades de alto carbono.

26. Aplicar el principio de que quien contamina paga e introducir un impuesto sobre el carbono, así como incentivos para reducir las emisiones.

27. Apoyar a las empresas que quieren desarrollar una actividad baja en carbono.

28. Promover el desarrollo de una economía de proximidad específicamente mediante la regulación de los sectores de la hostelería y la restauración, así como las compras públicas sostenibles.

29. Implementar un sistema de economía circular y reducir la producción y el consumo de bienes.

30. Desarrollar tipos de turismo alternativo como el turismo de «proximidad», «slow» o «bajo en carbono».

Residuos

31. Reducir la generación de residuos, especialmente los de alimentación, embalaje y textil.

32. Ampliar la vida útil de los bienes y facilitar su reparación e intercambio (eliminar la obsolescencia planificada).

33. Promover la economía circular de modo que los residuos se puedan convertir en recursos para utilizarlos en los procesos de producción.

34. Aumentar las tasas de reciclaje.

35. Usar el compost para reducir las emisiones asociadas a su vertido y aumentar la cantidad de carbono en los suelos.

Legislación

36. Impulsar iniciativas encaminadas a cambiar la regulación estatal de actividades grandes generadoras de emisiones en las que Balears no tengan competencias (o las tengan parciales), como las relacionadas con la energía, los puertos, los aeropuertos, los residuos y la construcción.
Educación.

37. Incorporar a los currículos de la educación formal nuevos contenidos relacionados con los temas del cambio climático.

38. Identificar puestos de trabajo/sectores que necesitan formarse con más urgencia en relación con el cambio climático y diseñar programas educativos específicos.

39. Establecer un equipo de trabajo entre la Direcció General de Residus i Educació Ambiental, la Conselleria d’Educació i Formació Professional del Govern y la Universitat de les Illes Balears para tratar los temas educativos relacionados con el cambio climático.

MEDIDAS DE ADAPTACIÓN:

Ecosistemas marinos y terrestres

40. Reforzar los sistemas de prevención de incendios forestales y regular las extracciones de biomasa tanto para prevenir incendios como para garantizar la captura y almacenamiento de carbono para los bosques.

Embassaments
Las lluvias de este otoño han llenado el embalse del Gorg Blau, que provee de agua a la ciudad de Palma. Foto: A.B.

41. Identificar especies amenazadas y diseñar estrategias para su conservación.

42. Diseñar una estrategia de bioseguridad, adaptar las leyes existentes y generar un sistema de alerta para gestionar la introducción de especies exóticas potencialmente invasoras.

43. Generar sistemas de gestión de las playas que permitan su conservación y uso recreativo.
44. Implementar medidas de protección de la posidonia.

45. Diseñar planes de adaptación teniendo en cuenta las amenazas clave, tales como el déficit de recursos hídricos y la contaminación, la reducción de la mineralización del suelo y la vulnerabilidad de ciertos cultivos al cambio climático.

46. Aumentar la eficiencia en el uso del agua, tanto en regadío como en no regadío.
47. Implementar un plan de pesca que ponga especial atención en las especies de peces más vulnerables al cambio climático.

48. Diseñar planes de adaptación del ganado al cambio climático, incluida la adaptación de las instalaciones y la gestión (es decir, alternativas de alimentación).

Recursos hídricos

49. Gestionar la demanda de agua de forma integrada para adaptarla a su disponibilidad mediante mecanismos de ahorro, uso de fuentes locales alternativas, y especialmente la reutilización de aguas regeneradas siempre que sea posible en actividades agrícolas y turísticas.

50. Revisar y adaptar los sistemas de recogida y distribución de agua para optimizar el volumen de «agua recuperada» y reducir las pérdidas.

51. Proteger los acuíferos de la sobreexplotación y evitar la salinización de los litorales derivada del aumento del nivel del mar.

52. Elaborar un plan para identificar las fuentes de contaminación por nitratos de los acuíferos e implementar políticas para restaurar los que están contaminados.

53. Promover los sistemas de reutilización de agua de las viviendas.

54. Promover el consumo eficiente de agua en las viviendas.

55. Educar y aumentar la concienciación social sobre el agua como recurso escaso.

56. Revisar y adaptar los tratamientos del agua.

Infraestructuras y planificación urbanística

57. Analizar la vulnerabilidad de las infraestructuras y adaptar las actuales y previstas a los aumentos de temperatura (en el caso de las infraestructuras terrestres) y al aumento del nivel del mar (en el caso de las infraestructuras marítimas).

58. Rediseñar el urbanismo creando zonas de sombra y paseos verdes (árboles, cubiertas verdes, vegetación) para reducir los efectos de manzana de calor urbano.

59. Incorporar variables climáticas en el diseño de infraestructuras.

60. Considerar las cuestiones bioclimáticas en el urbanismo.

61. Promover la eficiencia energética de los edificios para reducir la necesidad de sistemas de climatización.

Energía

62. Evaluar la vulnerabilidad y potencialidad de uso de los sistemas eléctricos.
Salud humana

63. Mejorar los sistemas de predicción y proporcionar conocimientos sobre los riesgos del cambio climático, especialmente los relacionados con las oleadas de calor y las enfermedades transmitidas por vectores.

64. Diseñar y reforzar programas de prevención para las personas más vulnerables.


65. Aumentar la capacidad de los trabajadores sanitarios y adaptar el sistema sanitario para identificar y abordar los riesgos para a la salud humana del cambio climático.

Economía

66. Reducir la necesidad de importar bienes y servicios.

67. Diversificar la economía en pro de actividades que tengan menos huella ecológica.

Educación

68. Incorporar a los currículos de la educación formal contenidos relacionados con los temas del cambio climático.

69. Identificar puestos de trabajo/sectores que necesitan formarse con más urgencia en relación con el cambio climático y diseñar programas educativos específicos.

70. Establecer un equipo de trabajo entre la Direcció General d’Educació Ambiental i Residus y la Conselleria d’Educació i Formació Professional del Govern y la Universitat de les Illes Balears para tratar los temas educativos relacionados con el cambio climático.

EVIDENCIAS. Entre 1975 y 2015, las temperaturas han aumentado entre 0,37 y 0,44 grados centígrados cada década. Si la tendencia creciente de emisiones actuales se prolonga, las proyecciones sugieren que las temperaturas aumentarán entre tres y cinco grados a finales de siglo en comparación con 2010, una subida que en un escenario moderado se contendrá en 1,75-2 grados centígrados. Esto hará aumentar el nivel del mar entre 37 y 90 centímetros.

A consecuencia de la disminución de las precipitaciones, se reducirá la extensión que ocupan hoy los encinares en favor del acebuche o el pino. La masa forestal perderá capacidad de absorber dióxido de carbono y se extinguirán numerosas especies al tiempo que otras invasoras ganarán territorio. El cambio climático también afectará a los ecosistemas marinos. La posidonia podría desaparecer en las zonas más someras. Ello produciría una acidificación del agua, reduciendo la biodiversidad y dando paso a una proliferación de especies invasoras.

La agricultura también sufrirá cambios significativos al reducirse las precipitaciones. La sequía y las olas de calor afectarán las plantaciones, que serán menos productivas. El sabor y las propiedades nutricionales de los cultivos se verán alterados. Asimismo, se reducirá la producción de leche y queso por los costes de riego.

También habrá menos agua a disposición de los humanos. Las predicciones más pesimistas indican que los recursos hídricos se reducirán un 55%, un problema añadido a la ya habitual sequía en verano. La necesidad de desalinizadoras hará aumentar el consumo energético, como también lo hará el aumento de temperaturas, sobre todo por la noche. Las infraestructuras se deteriorarán con mayor facilidad por la corrosión que provocará el cambio climático: se estima que los costes globales ascienden al 3-4% del PIB global. Mientras que el aumento del nivel del mar pondrá en riesgo infraestructuras marítimas como rompeolas y puertos. Asimismo, puentes y otras infraestructuras se tendrán que adaptar a las inundaciones por episodios de precipitaciones extremas, que se darán con mayor facilidad.
En lo que respecta a los impactos en la salud, la probabilidad de morir debido a una ola de calor se incrementará entre un 20% y un 70%, al tiempo que aumentarán las alergias y los problemas respiratorios.

Mientras que en economía, el cambio climático se espera que conlleve una reducción del bienestar social, ya que bajará la productividad y aumentará la probabilidad de incendios en las infraestructuras. Los costes de producción aumentarán por la escasez de agua y de energía.
Balears se volverá una región menos atractiva para los turistas porque hará demasiado calor. Habrá una pérdida de calidad medioambiental: los paisajes perderán atractivo, proliferarán las medusas y se perderán playas por la subida del nivel del mar. En consecuencia, aumentará el gasto público y reducirán los ingresos de la Adminitración.

El cambio climático también afectará a los derechos adquiridos como ciudadanos en ámbitos como la salud, la propiedad privada, la vivienda, los alimentos y el agua. Las personas vulnerables o con bajos ingresos serán las más afectadas. A su vez, el cambio climático provocará un aumento de las migraciones, hará subir el descontento hacia las instituciones democráticas y deteriorá la estabilidad social.