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Quedarán dos partidos antes del parón. El de este mediodía en Bintaufa y el del próximo sábado a las 16 horas en Manacor. Después, lo que se intuye que vendrá, huele a abismo, a abrir la puerta y salir pitando por el motivo que todo el mundo conoce. Por el motivo por el cual hoy se despide el cancerbero Eloy, que quiere seguir el mismo camino que su paisano Lluís Elcacho. Volverá a Lleida y podrá vivir de su trabajo, aunque no sea del fútbol. Aquí no puede ni una cosa ni la otra.

Pero antes de eso hay noventa minutos que, como siempre, sumándolo todo, no serán nada fáciles. Y encima porque el rival, el joven por edad de fundación Huracán valenciano, se está mostrando como un equipo complicadísimo que, si sigue igual, quizá incluso podría está compitiendo por el ascenso con su mezcla de veteranía contrastada y juventud seleccionada. Ahora ocupan la quinta plaza con 27 puntos (7 victorias, 6 empates y 3 derrotas), de los que 13 los ha logrado fuera de casa, con victorias tan sonadas como un 2-5 ante el Sant Andreu y un 1-2 ante el Mestalla.

Y ahí está el Sporting. Todavía de pie, pero muy tocado, esperando que los días pasen con la dignidad del que hace lo que tiene que hacer. Deportivamente, sigue sin tener nada perdido todavía, aunque también es cierto que ser vicecolista con 14 puntos (4 victorias, 2 empates y 10 derrotas) es como poner más piedras a una mochila... agujereada. Aunque si ocurriera un milagro y esto se solucionara -un milagro, por supuesto- todavía habría tiempo para recuperar, y más en una liga tan comprimida que en dos partidos te pones en media tabla.

Pero, sinceramente, ahora eso es soñar. Mati Borsot tiene, encima, más quebraderos de cabeza en forma de bajas. A saber: Barreda sancionado y lesionados Goñi, Camacho, Lamin y Del Moral. Enfermo está Alcover y Oliver estará pero en el banquillo. Sí volverán Jeroni tras su partido de sanción y los lesionados Berto Vaquero e Iray. Ellos y los demás seguirán dando la cara. Como siempre. Hasta el final. Un final que se atisba tan cercano.