Bosch, junto a las obras que expone en Sa Cooperativa del Camp

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A Xec Bosch Salord (Ciutadella, 1976) lo del arte le viene desde bien pequeño. «Es algo que siempre me ha gustado mucho», reconoce. Lo llevaba dentro pero no brotó hasta el confinamiento. Fue entonces cuando decidió ponerse en contacto con Verónica Arellano, la directora de Xalubinia, y comienza a formar parte de un grupo que, desde la distancia, trabajaba diferentes técnicas artísticas. Cuatro años después, Bosch, que toda la vida se ha dedicado a las tareas del campo (actualmente es l’amo d’Albranxella, en el término municipal de Es Migjorn Gran) se estrena con su primera exposición.

El artista, en Albranxella, el predio en el término municipal de Es Migjorn Gran donde trabaja | Katerina Pu

Una colección de piezas que ha reunido bajo el largo título de «Mirades híspides. Respect i reverència pel cavall i la mare naturaleza». La muestra, que exhibe en Sa Cooperativa del Camp de Menorca, reúne las que son sus grandes pasiones, el amor por el medio natural, el mundo de los caballos y el arte. Un logro, el de mostrar su trabajo, que le produce «mucha emoción», un paso adelante en una carrera en la que pretende avanzar con la lección más importante que ha aprendido en casa: «trabajar con humildad».

El artista no tiene más que palabras de agradecimiento para Arellano: «Ella ha sido realmente la que me ha ayudado a llevar a cabo este proceso», reconoce.   Ahora sigue ligado como alumno de Xalubinia y experimentado con nuevas técnicas, entre ellas el grabado. Está muy interesado en seguir aprendiendo e investigar, y dentro de esa línea, trabaja con un sello personal que de alguna forma define su proceso creativo: muchas de sus obras están realizadas con el aceite que recicla de los motores de su maquinaria agraria.

Bosch mostrando una de sus creaciones en Xalubinia

El retrato ecuestre, con una especial atención a la profunda mirada del animal, es su temática principal, pero también se centra en el estudio anatómico, especialmente de la figura femenina y su rostro. En la exposición que acaba de inaugurar no falta una referencia a la cruz de Sant Joan, celebración a la que se siente ligado de una forma muy especial. El próximo mes de junio cumplirá 29 años cabalgando en las fiestas de Ciutadella.

El artista está preparado para seguir aprendiendo y, sobre todo, a continuar experimentando: «Me gusta arriesgar, apostar por diferentes corrientes». Lo que está claro es que su obra tiene algo especial. Prueba de ello es que hace unos meses acudió con el equipo de Xalubinia al Festival Internacional de Grabado de Bilbao, donde logró vender dos de sus trabajos.

El apunte

«Me faltan horas en el día, pero eso hace que mi motivación sea más grande»

A través de la recopilación de apuntes, pruebas, mezclas de colores, fotografías y bastante paciencia, la labor de Bosch va dando sus frutos con el caballo como protagonista principal de sus creaciones, un animal al que le une una «conexión especial» desde que era muy pequeño. La falta de tiempo es uno de los problemas a los que se enfrenta. «El campo es duro, no tengo horas suficientes, pero ello hace que mi motivación sea más grande. Me gustaría poder hacer más de lo que hago… A veces, me viene una idea a las dos de la mañana y me levanto para plasmarla», relata el artista, quien confiesa que esta nueva actividad en su vida «es algo que realmente necesito y creo que me ha ayudado a crecer como persona».