Sandra Moll y Pilar Carbonero, este miércoles, expusieron la versión del PSOE. | Katerina Pu

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Tras el fiasco del acuerdo entre los partidos de izquierda para el gobierno de Ciutadella, que ha dado la alcaldía al PP, el PSOE ha anunciado que hará «una oposición dura» contra lo que consideren que «no es bueno para Ciutadella» y se aleje de los «valores e ideales socialistas». No obstante, su secretaria general Sandra Moll también ha abierto la puerta a alcanzar acuerdos o ofrecer apoyos puntuales al PP «por el bien de Ciutadella», aunque ha advertido que solo apoyarán las medidas que «sean en consonancia con nuestros ideales».

La izquierda suma 11 de los 21 ediles de la Corporación, por lo que el gobierno en minoría del PP, con 9 concejales, dependerá de los partidos progresistas. La primera prueba de fuego será a partir de la semana que viene con la aprobación del cartapacio municipal. El reparto de áreas entre los concejales se aprueban a través de decretos de alcaldía, ya que son delegaciones en este caso de Juana Mari Pons. Pero no pasa la mismo con las dedicaciones exclusivas y retribuciones de los concejales, que deben ir a pleno. El PSOE, que todavía trata de digerir las negociaciones frustradas con PSM y Ciutadella Endavant, asegura que es pronto todavía para hablar de negociaciones con el PP.

Los socialistas, que este miércoles han convocado a los medios para exponer su versión de porqué se frustró un acuerdo que prácticamente estaba sellado, han hecho un llamamiento a las fuerzas de izquierdas (al estilo del que hizo Susana Mora hace unos días) para que todos «hagamos una reflexión profunda». Pese a la desconfianza generada sobre todo con el PSM, el PSOE no dinamitó los escasos puentes que aún existen con los soberanistas: «Tenemos que reconstruir las relaciones entre los partidos de izquierda. Tenemos más cosas en común de las que nos separan», ha asegurado Moll.

Y tras esta mano tendida al PSM y Ciutadella Endavant, el tercer escenario (además de la oposición dura y de los apoyos puntuales) que se abre es el de una hipotética moción de censura, que planeará sobre el PP durante este mandato. Preguntadas al respecto, ni Sandra Moll, ni la otra negociadora del PSOE de Ciutadella, la diputada Pilar Carbonero, descartaron la moción de censura, aunque se percibe que no es ni muchos menos la primera opción. «Estos cuatro años pueden pasar muchas cosas. Y si va muy mal no se descarta la moción de censura», aseguraron.

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La versión del PSOE

Los socialistas han expuesto la versión de los hechos, en algunas partes coincidentes con las del PSM y Ciutadella Endavant. Coinciden que el detonante final que frustró el acuerdo fue por un segundo cargo de confianza en el área de Urbanismo, que la ejecutiva del PSOE exigió a última hora, cuando el acuerdo ya estaba redactado. Los socialistas aseguran que lo pidieron, por un lado, porque lo consideran necesario para impulsar esta área vital para el Ayuntamiento, a la vez que recuerdan que el primero que lo puso sobre la mesa fue Ciutadella Endavant y, por el otro, porque ellos consideraban que «ya ha habíamos cedido mucho», al aceptar la condición del PSM de compartir la alcaldía dos años para cada formación.

A medianoche del viernes había dos documentos. Una para la alcaldía, en el que primero se investía a Carol Cerdà (PSOE) y dos años después a Maria Jesús Bagur (PSM). Y en el otro documento se acordaba aumentar las dedicaciones exclusivas (sin fijar por escrito un número, aunque se habló de nueve), que hubiera una tenencia de alcalde para cada partido y se creara un cargo de confianza en Urbanismo. Con estos documentos se fue a la sede del PSOE, que es cuando la impresora se quedó sin tinta. Y los socialistas, tras consultar con su ejecutiva, decidieron incluir este segundo cargo de confianza, que el PSM no aceptó y según el PSOE ni siquiera quisieron seguir hablando el sábado por la mañana, antes de la sesión de investidura.

Los socialistas rechazaron, como pidió el PSM solo firmar el primer documento, ya que ello podría haber implicado tener la alcaldía pero un gobierno en minoría de cinco concejales. «Se nos acusa de negociar para tener sillas, pero si hubiéramos querido [con esta petición del PSM] habríamos tenido la alcaldía y lo rechazamos porque no estaba asegurado tener un gobierno estable», asegura Carol Cerdà.

El cargo de urbanismo fue el detonante, pero hubo otras razones, exponen los socialistas. Sostienen que ellos fueron los que más cedieron, ya que pasaron primero de pedir cuatro años la alcaldía, para después rebajar a 3+1 y al final aceptar el 2+2 que exigían los soberanistas. También hubo discrepancias entorno a la calendarización de la peatonalización de Es Born, la Fundació Ciutadella Cultura o la ampliación del geriátrico, pero sobre todo hubo «falta de confianza», que se quebró cuando «el PSM propuso dar la alcaldía a Ciutadella Endavant, la formación menos votada». Aseguran que «en ese momento vimos que su objetivo era que el PSOE no tuviera la alcaldía». Y al final no la he tenido ni el PSOE, ni el PSM, sino que la ostenta el PP.