Compras. Todo apunta a que a partir del lunes deberemos sacar más dinero de la cartera para hacer nuestras compras habituales - Cris

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En algunos supermercados de Menorca, ayer reinaba la confusión. Si se cumple lo que Rajoy anunció el viernes en el Congreso de los Diputados, en apenas tres días deberán cambiar los precios de casi todos los productos que ofrecen en sus estanterías, y eso es mucho cambio.

La mayoría de ellos advierten que seguramente no tendrán tiempo de hacer todas las modificaciones necesarias antes del lunes, y admiten que durante los primeros días de aplicación del nuevo IVA, lo tendrán que desembolsar de su propio bolsillo porque no podrán repercutirlo en el usuario.

Ésta, de hecho, es una de las consecuencias que la decisión de Mariano Rajoy de incrementar el IVA normal y el reducido tendrá para las empresas menorquinas, pero no la única, según avisan las patronales. Tanto CAEB como PIME tienen muy claro que un aumento de los impuestos comportará una reducción inmediata del consumo y, al final, esto supondrá un empeoramiento de una economía que no necesita precisamente de achaques.

"Un aumento del IVA significa que habrá menos dinero en circulación y más en el bolsillo del Gobierno, lo que supondrá un enfriamiento de la economía", explica Josep Fortuny, director de CAEB en Menorca. En este caso, es indiferente si el mayor impuesto sobre el valor añadido lo pagan los usuarios o lo asumen los empresarios.

Al final, ese incremento de dos o tres puntos, según cual sea el producto, va a parar a las arcas del Estado y, por lo tanto, huye de las carteras de los particulares o de las empresas.

Y es que existen dos posibilidades de llevar a la práctica el aumento del IVA. Así lo entiende el catedrático de Economía y consejero del Banco de España, Guillem López Casasnovas. "El incremento puede aplicarse a los precios que pagan los consumidores o puede hacer disminuir el margen de beneficios de las empresas", explica. Si es aplica la primera opción, los empresarios aplicarían el nuevo IVA al precio de sus productos, y al final serían los ciudadanos los que lo acabarían pagando. "Entonces sería una medida regresiva", apunta López Casasnovas, es decir, que afectaría más a quien menos tiene.

Si, en cambio, las empresas optan por no variar el IVA que cobran a día de hoy, esto repercutirá directamente en su cuenta de resultados. Es decir, si, por ejemplo, una tienda de ropa decide que no variará los precios de sus camisetas, solamente ingresará por cada venta un 18 por ciento de IVA, pero al pasar cuentas con el Estado, tendrá que pagarle un 21 por cien. Esta diferencia deberá ponerla de su bolsillo esta empresa, por lo que se reducirán sus beneficios. "En este caso la medida no es tan regresiva, pero supone una pérdida de beneficios", apunta López Casasnovas. Pero el secretario general de PIME Menorca, Pau Seguí, va más allá, al asegurar que "no solo puede hacer que disminuyan las ganancias, sino que puede acentuar las pérdidas".

La elección entre una y otra fórmula depende de diversos factores. Uno evidente, el tiempo. Será hoy cuando se conocerá la letra pequeña de la decisión del Gobierno, y si finalmente el nuevo IVA tiene que aplicarse el lunes, o incluso el domingo, habrá comercios a los que les será imposible modificar todos sus precios para el día de inicio del nuevo tipo impositivo, y durante ese tiempo, deberán cargar este tributo a sus cuentas de resultados.

Pero dejando de lado el factor tiempo, hay otro elemento que influirá a la hora de decidir si el nuevo IVA lo pagan los ciudadanos o lo asumen algunas empresas, y éste es el posicionamiento de la empresa. Guillem López Casasnovas apunta que "está decisión depende de qué grado de exposición a la competencia tiene cada empresa. Así, en aquellos sectores en que prácticamente se da un monopolio, como es el caso de la gasolina, lo más normal es que el incremento del IVA se traduzca en un aumento del precio final del producto. En cambio, en aquellos sectores en que exista mucha competencia, es probable que las empresas opten por no subir el IVA para así no perder posiciones frente a sus competidores".

En la misma línea se expresa Pau Seguí, aunque introduce algunos matices. Así, defiende que "aquella empresa que esté bien posicionada y que tenga un producto de calidad que genera su propia demanda, seguramente podrá trasladar el nuevo IVA al precio que pagan los consumidores. En cambio, a quien le cuesta mucho vender, seguramente deberá asumir una parte de este incremento".

Las patronales tiene claro que, a día de hoy, uno de los sectores más afectados, como ya se ha comentado estos días, será el turismo. En este sentido, Josep Fortuny afirma que "el incremento de dos puntos en el IVA de este sector (pasa del 8 al 10 por ciento) supone directamente una pérdida de dos puntos sobre el margen de beneficio de unas empresas que ya llevan tiempo funcionando con unos márgenes tan ajustados que este nuevo recorte supondrá en algunas empresas, sobre todo hoteleras, tener que cerrar sus puertas".

Ahora, la decisión sobre qué hacen con el IVA está en el tejado de las empresas. Sobre la conveniencia o no de esta medida, López Casasnovas defiende que "era una decisión lógica dos años atrás; ahora lo es menos". De hecho, el catedrático recuerda que dos años atrás, cuando el PSOE subió el IVA, esto no supuso un aumento de la recaudación del Estado, porque un aumento de los precios significó un descenso del consumo y, por tanto, una recaudación menor. Con este precedente, el economista concluye que "no sabemos si esta decisión tendrá o no capacidad recaudatoria".

Por su parte, Pau Seguí cree que "había que tomar alguna medida para atajar el déficit, pero aún vuelto a cargar las tintas sobre la presión fiscal y han actuado menos en la reducción del gasto público. Creo que el Gobierno debería afrontar un recorte importante y definitivo del gasto estructural, especialmente dentro de la Administración, pero con la reducción del número de concejales que propone Rajoy, sino con la supresión, por ejemplo, de ayuntamientos que son inviables".

Este periódico se puso en contacto ayer con diversos comercios de Menorca. Al igual que pasaba con los supermercados, la confusión y la incertidumbre era la nota predominante. E incluso algunos confesaban estar sorprendidos por el hecho de que se anuncie el miércoles una medida de este calado y que tenga que aplicarse solamente cinco días después.