Laureano, en su nuevo piso que aún no ha podido estrenar. | Javier Coll

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Laureano se compró un piso hace algo más de dos meses en Maó. No era nuevo, fue construido hace nueve años, pero sí a estrenar. Cosas de la crisis. El vendedor carecía del certificado de obtención de la cédula de habitabilidad, que en su día se había expedido. Ante la falta de esta prueba documental, de inmediato solicitó una copia al Consell, con la intención de tramitar cuanto antes los contratos de alta de servicios básicos como el agua y la electricidad. Es imprescindible para ello. Lo hizo con urgencia. Tenía motivos para ello. Empezaba a pagar la recién formalizada hipoteca por el piso y mientras no realizara el traslado seguía pagando el alquiler de su domicilio actual. Pero el tiempo fue pasando y la copia no llegaba, hasta que se llegó a superar el plazo legal establecido de dos meses, un tiempo en el que Laureano no ha podido disfrutar de su nueva vivienda ni dejar de pagar una doble cuota: alquiler más hipoteca.

El caso no es excepcional. La expedición de cédulas de habitabilidad tarda en estos momentos más de dos meses, incluso si se trata de facilitar una copia de una autorización existente como en el caso de Laureano. Desde el Consell admiten que en estos momentos existe una demora en estos trámites, una ralentización burocrática que se debe, afirman, a una punta experimentada en la demanda. «Se hace todo lo posible para que estos documentos salgan con la máxima diligencia, se trata de una situación puntual», indican fuentes de la institución.

El hecho de que sea una situación circunstancial, momentánea, hace que hasta la fecha el Consell no se haya planteado destinar más recursos a la realización de estos trámites, que ahora cuentan con un profesional asignado. Si este atasco en las cédulas de habitabilidad se prolongara en el tiempo por la persistencia del elevado número de solicitudes, el planteamiento podría cambiar.

Queja formal

Laureano cursó el viernes una queja ante el Servicio de Atención al Ciudadano por la demora acumulada, pese a que en ese mismo momento se le hizo llegar la copia solicitada. Dos días más tarde del plazo legal de dos meses. Mucho más tarde de lo que había calculado, lo que ha repercutido en su bolsillo. Tampoco está satisfecho con la respuesta que ha recibido todas las veces que se ha dirigido al Consell para reclamar una explicación. «Cada vez que ha preguntado sobre la marcha del trámite me han dicho que tengo que esperar a que me llamen, sin dar más explicación que la del trabajo atrasado que tienen», expone.

El falso consuelo del estimatorio silencio administrativo

«Que el silencio administrativo en este procedimiento sea estimatorio no es una solución, ni un consuelo ya que las empresas de suministros no aceptan en su burocracia un certificado de este tipo, solo la cédula de habitabilidad», comenta Laureano. De hecho, en cuanto el viernes contó con la copia del documento inició los trámites para conectarse a la luz y poder disponer de agua. Le corre prisa, la misma que le pide a la administración, «cuando un ciudadano incumple un plazo con la administración suele tener consecuencias», es más, «si tengo un problema de salud no me dejarán de operar porque haya un cirujano de vacaciones o lo que sea».