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La central térmica del puerto de Maó dejará de ser necesaria para cubrir la demanda eléctrica de la Isla, incluso en pleno verano, en un plazo relativamente corto de tiempo. El impulso previsto de las interconexiones submarinas con la Península, con dos enlaces con Mallorca planificados en torno al horizonte 2025, y el aumento de la generación través de las fuentes renovables, con la ampliación de Son Salomó como proyecto insignia, aportarán suficiente potencia para que la generación de la central térmica sea prescindible.

El enlace submarino de 132 kV que, en su parte terrestre, ya se está construyendo y que está previsto que entre en funcionamiento antes de que termine el año 2020 será el primer paso. Está previsto que en el próximo documento estatal de planificación energética, relativo al periodo 2020-2025, se incluya un segundo cable de idénticas características. La puesta en marcha de ambas conexiones submarinas permitirán transportar una potencia de 100 MW.

La punta de consumo

Si a esa potencia de transporte se le suma la que está prevista para Son Salomó (sin contar otros proyectos de aumento de la generación con renovables), con una previsión de alrededor de 50 MW, la suma es de 150 MW, cuando la punta de demanda en verano alcanza en Menorca los 125 MW (y está previsto que en un plazo de cinco años aumente hasta los 135 MW). Incluso en los momentos de mayor consumo, en plena temporada turística, la demanda quedaría cubierta gracias a las interconexiones y a las energías renovables.

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Sobre ese escenario de futuro trabajan tanto desde el Ministerio para la Transición Ecológica –es el mismo plan que tenían sus antecesores–, como desde la empresa responsable de la red de transporte, Red Eléctrica de España, que entre sus planes de futuro contempla hasta cinco nuevos enlaces submarinos entre las islas y con la Península. El objetivo es que las interconexiones –siempre sumadas a los proyectos de generación con renovables– permitan a todas las islas prescindir de la generación local o al menos reducirla a la máxima expresión.

¿Tiene entonces la central de Maó los días contados? Es una decisión que está en manos del Gobierno, pero no parece probable, toda vez que la intención expresada ha sido siempre que la central mahonesa permanezca abierta a modo de recurso de emergencia, teniendo en cuenta que las renovables no son una fuente constante ni cien por cien fiable de generación. El Govern, que lo ha incluido en su planificación estratégica, y el Gobierno están trabajando junto con la responsable de la central, Endesa, en la transformación de la infraestructura para que pase a nutrirse de gas natural y no de fuel y gasoil, como hasta ahora.

Un plan de futuro que va de la mano de la reducción de la importancia de la generación eléctrica de la central, una de las más contaminantes de España, en la satisfacción de la demanda.

El escenario dibujado deja en el aire el futuro de la térmica del puerto de Maó, que este año cumple 60 años y que en breve recibirá una inversión de 18,5 millones de euros para poder cumplir con el nuevo límite de emisiones que marca la UE con fecha límite a 31 de diciembre de 2019. El Gobierno ha autorizado la inversión para hacer llegar agua de la depuradora y adaptar tres turbinas, pero prevé un plazo de amortización mínimo, de cinco años, para no hipotecar financieramente su futuro.