Mercados de pequeñas dimensiones como el de Sant Lluís tienen más fácil reabrir

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El plan para levantar las limitaciones del estado de alarma contempla, en la Fase 1, a partir del 11 de mayo, que los ayuntamientos puedan reiniciar la actividad de los mercados al aire libre, los tradicionales mercadillos ambulantes, pero con un 25 % de los puestos habituales o un aumento de espacio para ganar distancias, pero este martes ningún Consistorio tenía decidido cómo recuperar este sector, que dinamiza tanto centros históricos como urbanizaciones y zonas de playa.

Solo Sant Lluís tiene claro que al menos recuperará el mercado del Pla de Sa Creu en cuanto sea posible, en la Fase 1 de la desescalada. En el Pla de Sa Creu hay solo dos paradas y si cumplen las directrices del plan, se pondrá en marcha cuanto antes. Aunque el municipio tiene más mercados, como el de Punta Prima.

Tampoco a priori tendrán muchas problemas para reanudarse mercadillos locales de pequeñas dimensiones, como los de ropa en la Plaza Explanada de Es Castell y el mercado ambulante de Ferreries, con 6 o 7 puestos para un espacio de 200 metros cuadrados como es la Plaza España, señaló ayer la alcaldesa, Joana Febrer, pero todo está aún en estudio. Las ganas de reactivar la economía local son enormes, pero chocan con la realidad de que estos mercados están pensados precisamente para concentrar gente, son multitud de personas, muchos turistas, los que se acercan a los puestos y de paso, llenan bares, tiendas, parques y terrazas de los alrededores, como por ejemplo el veterano Mercat de Nit de Es Migjorn, «es difícil, hay masificación», señala la alcaldesa Antonia Camps.

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El alcalde de Es Mercadal, Francesc Ametller, no esconde su preocupación. «Eliminar paradas no significa que no haya afluencia, es muy difícil evitar las aglomeraciones», asevera; de momento Es Mercadal no ha abierto la convocatoria para su mercadillo veraniego y el alcalde da junio por perdido, «según cómo evolucionen las cosas podría irse a julio», indica, al tiempo que lanza una reflexión, «tenemos que ir de la mano y tomar las decisiones entre todos, porque un mercadillo o una fiesta en un pueblo puede hacer que toda la Isla retroceda».

Tampoco Alaior quiere precipitarse. El concejal Rafel Quintana subraya que «organizaremos todo lo que podamos siempre teniendo en cuenta la seguridad», y descarta mayo.

En Ciutadella y Maó, que cuentan con dos grandes mercados en el Born y la Explanada, además de otros repartidos por sus respectivos términos (en las pescaderías, o Rochina en el puerto de Maó, también mercados artesanos), todavía están valorando cómo adaptarlos a las nuevas circunstancias. La intención en ambos casos es reabrirlos con medidas en cuanto sea posible para beneficiar a los vendedores, que celebraron una reunión telemática de su asociación AVAM y admiten que la situación les supera. Acordaron esperar a las propuestas que les realicen los ayuntamientos.