La prioridad es que los alumnos y docentes regresen a clase, seis meses después, con la máxima seguridad. | Gemma Andreu

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Quedan 17 días para el comienzo del curso escolar y permanecen en el aire numerosas incógnitas. La previsión es que se vayan resolviendo en los próximos días. La Conselleria de Educación, de la mano de la Conselleria de Salud, perfila aún cuestiones que serán cruciales para la labor en las aulas, como los protocolos de actuación cuando se detecte un caso en un colegio o determinados aumentos de recursos.

Entre la incertidumbre general en un contexto cambiante, hay dos certezas que son un clamor: que no será un curso normal y que el factor sanitario está por encima de lo educativo, hasta el punto que la duración de algunas clases se reduce para facilitar las medidas de prevención. Es decir, lo prioritario es desinfectar, proteger, aislar, evitar transmisiones, siempre con la conciencia de que no existe el riesgo cero.

Otra incógnita que coge cada vez más rasgos de certeza es en cuál de los tres escenarios contemplados empezará el curso: salvo milagro en forma de reducción drástica de la evolución de casos positivos, será el B.

A la espera de las últimas instrucciones de Educación, las familias pueden ya hacerse una idea de cómo será el próximo curso en el centro de sus hijos con la consulta de los planes de contingencia a través del Gestib.

Los documentos consultados por «Es Diari» arrojan muchas similitudes, cuestiones dictadas por la normativa general autonómica, pero también singularidades. En general, se reduce la movilidad de la comunidad educativa por el centro así como su contacto, muchas escuelas optan por la creación de grupos estables para minimizar el uso de las mascarillas, se agrupan las sesiones semanales de ciertas asignaturas en bloques únicos horarios, recreos por separado y en distintas franjas horarias, accesos escalonados y por distintas puertas, pasillos señalizados, salas de aislamiento para sospechosos de estar contagiados, y, ante todo, se extrema el uso de elementos de protección, la limpieza y la desinfección a todos los niveles.

En los colegios, muchos centros, pero no todos, optan por crear grupos estables hasta cuarto de Primaria. Algunos incluso hasta sexto. Esto permite que los alumnos y su tutor intercalen de una forma más natural, sin mascarilla aunque no haya distancia, pero con precauciones como no estar cara a cara o no compartir objetos. Para hacerlo posible, algunos se han desdoblado. Si reciben a una persona ajena, como un docente especialista, este debe llevar mascarilla si no puede garantizar la distancia mínima, máxima que se aplica en todo momento con los alumnos y docentes de grupos no estables. En un centro de Ciutadella, a modo de ejemplo, se reduce la presencia de especialistas en Infantil, hasta el punto que se deja de impartir inglés a los más pequeñitos «de forma excepcional». Hay quien prescinde de los talleres artísticos, entre otras medidas.

En el caso de entrar en el escenario B, las medidas de precaución se extreman. Los planes de contingencia consultados prevén duplicar algunos niveles, no la mayoría, cuando sus ratios son algo más altas y no hay espacios para garantizar la separación.

El escenario B y el incremento de grupos implica que docentes especialistas se convierten en tutores, lo que repercute en su función. En algunos colegios se llegan a configurar grupos de nueve alumnos, aunque en otros los mantienen hasta de casi veinte. La disponibilidad de espacios grandes es determinante.

En los institutos, el escenario B implica la semipresencialidad a partir de segundo, tercero o cuarto de ESO, en función del centro. Los planes de contingencia consultados coinciden en afrontar esta semipresencialidad con la asistencia a clase de los alumnos en días alternos. Es decir, cada grupo se divide en dos. Una mitad asiste a clase lunes, miércoles y viernes, y la otra martes y jueves. A la semana siguiente, se invierte el calendario. En el día de asistencia a clase comentan y preparan el trabajo a realizar en casa. En el escenario A, algún instituto prescinden de determinadas optativas para evitar las interacciones entre grupos.

Una de las preocupaciones de los directivos es la limpieza de los espacios entre distintos usos. En algunos planes de contingencia de institutos se avanza que serán los propios alumnos y docentes los encargados de asumir esta tarea con el material de desinfección que les proporcionará el centro. Comedores, escoles matineres y extraescolares se mantienen mayoritariamente con severas medidas de higiene.