Imagen de la playa de Sant Tomàs tomada en un día caluroso y despejado del pasado mes de agosto | Gemma Andreu

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El efecto del drástico descenso en la llegada de turistas este verano se empieza a revelar en diversos indicadores, como el de la ocupación de las principales playas menorquinas. Un avance de los resultados del estudio anual sobre la frecuentación de las playas que está elaborando la Agència Reserva de Biosfera y el Observatori Socioambiental de Menorca (Obsam) muestra el impacto que la pandemia ha tenido en la presencia de bañistas. En agosto, históricamente el mes con mayor afluencia en los arenales menorquines, se ha registrado un máximo de 19.625 personas a la vez en un día y en todas las playas analizadas, lo que supone un descenso del 27,6 por ciento.

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Esa cifra, comparada con la registrada en las puntas del mes de agosto del año 2019, revela una pérdida de alrededor de 7.500 bañistas diarios, lo que subraya el descenso de la presión sobre las playas este verano, a la espera del detalle de un estudio que incluye el conteo de bañistas en diversos meses y por playas. El director del Obsam, David Carreras, también a la espera de los resultados del informe, auguraba este jueves, en la víspera de la conferencia que ofrece este viernes a la noche en el Cercle Artístic de Ciutadella sobre la evolución de la frecuentación y la línea de costa en las playas de Menorca, que ese descenso de bañistas será mucho mayor en meses como junio y septiembre, en que el descenso de turistas ha sido más acusado. También apuntaba a otra tendencia probable que puede revelar el estudio, una mayor afluencia y por ende un menor descenso de bañistas en las playas de tipo b, las vírgenes con buena accesibilidad, mucho más usadas por turistas nacionales y residentes; y por contra un mayor descenso de la ocupación en las playas urbanas, las más utilizadas por los turistas extranjeros, cuya presencia en la Isla ha descendido radicalmente este verano.