La confluencia de la calle Santa Rosa con Passeig Marítim de Maó, otro punto de menudeo, según aseguran los lectores.

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Le envió al menos 25 mensajes a través a través del correo electrónico y de la aplicación whatsapp a su expareja entre el 30 de septiembre y el 25 de noviembre de 2015. Lo hizo cuando pesaba sobre él una prohibición de comunicarse por cualquier medio con ella debido a una medida cautelar dictada por el juez por una denuncia anterior.

La sentencia. El hombre, residente en Ciutadella, ha sido condenado a seis meses de prisión por un delito de quebrantamiento de esta medida cautelar. El fiscal le pedía, en un principio, 11 meses de cárcel aunque el acuerdo de conformidad permitió rebajar la condena.

Mismo acusado, misma condena. El mismo día, este pasado lunes, el mismo acusado sufrió otra condena de seis meses de prisión por haber quebrantado una orden de alejamiento respecto a su expareja al haberse dirigido a ella increpándola en una ocasión, cuando no podía aproximarse a ella a una distancia inferior a los 100 metros.

«No trabajo». Aún hay más. Este mismo acusado juzgado por los dos delitos anteriores, fue sorprendido recientemente por la prima de su expareja mientras trabajaba como camarero en una pizzería. El caso es que el acusado había declarado que no podía pagar la pensión porque decía que no tenía trabajo.

El estafador desaparecido. Al magistrado juez del Juzgado Penal de Maó, Bartomeu Mesquida, no le quedará otra que dictar orden de busca y captura al hombre de 44 años acusado de estafar a siete jóvenes, en Ciutadella, ofreciéndoles un trabajo que era una farsa. A todos les hizo pagar varias cantidades como adelanto, en total, 2.260 euros, para supuestos cursos o seguros del trabajo que nunca llegaron a realizar. El juicio ya se suspendió en diciembre y el pasado lunes tampoco pudo celebrarse porque el inculpado no se presentó ni nadie sabe donde se encuentra. Dicen que en el vestíbulo le aguardaba con cara de pocos amigos un familiar de los estafados.

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