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A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo! Y vaya si los arrolló. Este grito de "guerra" lo pronunció José María Belauste momentos antes de marcar un gol con la Selección Española de fútbol en los Juegos Olímpicos de Amberes (1920). Cuentan las crónicas que el aguerrido centrocampista del Athletic Club de Bilbao se llevó por delante a tres defensas suecos y al portero, no parando hasta meterse en la portería con el esférico. Esta anécdota ha pasado a la historia como reflejo de aquella furia propia del combinado nacional, hoy reconvertida en La Roja del tiqui-taca. Hay que decir que el León de Amberes, además de su potencia física, era un líder nato. ¿Y a qué viene esta batallita de abuelo cebolleta? Pues que hoy, con la que está cayendo, noto a faltar en las personas con mando en plaza un liderazgo fuerte que pida el "pelotón" y se venga arriba para revertir la situación de crisis y desconcierto que nos rodea.

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A estas alturas de la película, la realidad es que buena parte de nuestro destino -y si no que se lo pregunten a los chipriotas- lo están escribiendo Alemania y la Troika (formada por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea). Desde Menorca vemos llegar por el horizonte, como los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, unas órdenes que salen de Bruselas/Berlín, que van a Madrid, luego a Palma y finalmente aterrizan en la Isla sin descuento de residente que valga y nos dejan tiritando.

Pues eso, que a mí me gustaría que se cumpliera aquello de que los grandes políticos se demuestran en los peores momentos. Que en vez de intentar jugar a un tiqui-taca cansino y especulativo (al final te pillan a la contra), alguien tuviera un arranque de furia, se plantara en campo contrario y para variar marcara un gol que como mínimo nos diera un empate, como el que logró Belauste.