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Entusiasta, al tiempo que arriesgada, la proclama del presidente de la UD Mahón, José Saavedra, recogida por este diario el viernes. Dice el mandatario que la coyuntura del club es apta hoy para destinar una partida económica con la que completar una plantilla que ascienda a Tercera

Es entusiasta porque provee de ánimo a los fieles unionistas de siempre a los que ya les toca vivir un cambio de categoría a mejor o un título. Y es arriesgada porque los jugadores a los que quiera contratar le van esperar con la billetera en la mano lo que augura no pocas dificultades para cubrir su propósito.

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En todo caso se trata de un golpe de timón loable si la Unión Deportiva Mahón, cuya historia se distancia de su presente, se decide por fin a ganar esa parcela de protagonismo en los terrenos de juego que no ha tenido desde 1973, salvo dos ascensos efímeros con denominación UD Seislán hace ya casi 25 años. Un vistazo a su alrededor observa picos elevados del Menorca, Villacarlos, Mercadal, Ferreries, Penya Ciutadella, Alaior... pero la Unión no ha sabido encontrar su espacio ni tampoco rentabilizar la caída de los otros clubes históricos de la Isla para tomar el relevo. Tampoco la creación de la Liga nacional juvenil por la que ya han desfilado Menorca, Villacarlos, Ferreries, Sami, Dosa, Penya Ciutadella... conoce todavía a la UD Mahón.

Resulta obligado apelar al pasado glorioso de un club tan laureado como el gualdiazul pero no se puede vivir aferrado a él cuando las nuevas generaciones no lo conocen porque su realidad, de un tiempo a esta parte, les ha ofrecido muy pocas alegrías deportivas. Quizás sea su momento.