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Hablar de los derechos de la mujer a interrumpir un embarazo y no  hacerlo de los del «no nacido» supone una gran injustica, porque el «no nacido» también tiene derechos: tiene derecho a vivir. Aun así, la vida está llena de circunstancias adversas que pueden llevar a una mujer o a una pareja a tomar la decisión de interrumpir un embarazo, y nadie debería juzgarles por ello. Puesto que en un aborto siempre se imponen los derechos de un ser humano sobre otro, éste no puede ser un acto frívolo y despiadado, sino que debe ser un acto individual y de conciencia de cada mujer, la cual deberá respetar los Plazos que marca la Ley para interrumpir un embarazo. Pero ¿Por qué ahora se quiere negar este derecho a la mujer?

«Esta es la historia de Gianna Jessen, nacida en California hace 33 años. Recientemente ha contado al mundo cómo sobrevivió a un aborto por un embarazo no deseado. Su madre biológica, con 17 años y en un estado de gestación de 7 meses y medio, decidió que no quería tener el bebé  y se le inyectó una solución salina cáustica en el líquido amniótico que el bebé (ella) tragó, quemándole por dentro y por fuera. A las 24 horas debería haber nacido muerta, pero Gianna decidió vivir. A las 18 horas fue llevada al hospital y nació viva; de ahí la expresión «nacida durante un aborto». Así fue como el médico que debía certificar su muerte tuvo que certificar su nacimiento; sin embargo, el tiempo prolongado que estuvo luchando por sobrevivir le produjo una parálisis cerebral. Ahora es una firme defensora de la vida. La mayoría de personas que, como Gianna, han sobrevivido a abortos químicos, nacieron con secuelas físicas, al sufrir sus cuerpos grandes quemaduras de hasta un 30% o sufrir parálisis cerebrales debido a un error médico en  la administración de la solución letal, inyectándola en la cabeza del bebé en lugar de limitarla al líquido amniótico.

Las clínicas abortistas ilegales en España han estado practicando durante años abortos embarazos de hasta 8 meses de gestación, y es responsabilidad del Estado garantizar la protección necesaria a la mujer para que no caiga en manos de desaprensivos sin escrúpulos. De las más de  110.000  interrupciones de embarazo anuales en nuestro país, en el 80% de los casos se alegó embarazo no deseado, lo cual demuestra que la mayoría de abortos se podrían haber evitado. La clave está en el cuidado de la mujer, en  Educación, Prevención y Planificación, para que las jóvenes eviten embarazos no deseados o se sometan a abortos inseguros, y para que  tomen conciencia de que un aborto no puede ser considerado como un método anticonceptivo. Yo pido al partido popular que se pongan los recursos necesarios para que se puedan reabrir todos los Centros de Planificación Familiar que se cerraron con el pretexto de la crisis, y también les pido que abran una nueva vía de diálogo  sobre la nueva Ley en trámite  y sobre la eliminación del supuesto por malformación grave del feto, una vez que el Tribunal Constitucional español lo declaró un derecho constitucional en 1985.