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Hace trece años que inicie mi andadura profesional en Ferreries. Durante estos años he sido el responsable de la salud de mis pacientes. De ellos he aprendido muchas cosas, buenas y menos buenas. Pero sobre todo, que es un pueblo con ímpetu, siempre dispuesto a conseguir juntos lo mejor para él dejando las diferencias de lado. Yo siempre me he sentido aceptado y tratado como uno más.

Nuestro trabajo es incierto y por ello trabajamos en la incertidumbre, que en ocasiones se magnifica según la patología. Siempre he intentado ser resolutivo en el quehacer diario, resolviendo los problemas de salud e intentando estar a su lado en los momentos difíciles cuando han perdido la salud o han estado faltos de ella. Probablemente no he podido ser tan resolutivo y eficaz con todos los pacientes como hubiera deseado y que alguien estará dolido con mi quehacer. Seguro que habrá alguien a quien no supe tratar como él hubiera deseado o esperado de mi, a todas estas personas mis disculpas y su comprensión.

No puedo olvidar a mi equipo del centro que con su trabajo han hecho posible que el mio fuera más eficiente y mi estancia más agradable. Durante estos años hemos vivido en ocasiones momentos difíciles, otros más agradables e incluso discutido nuestras diferencias, pero siempre hemos sabido llevar las cosas por el camino más saludable y efectivo para el bien de la comunidad. Quiero agradecer a Marga y en especial a Emelia, mi enfermera de equipo, la dedicación, la paciencia y el tiempo que me han dedicado durante estos años.

Desde estas lineas mi gratitud a todos mis pacientes en particular y al pueblo de Ferreries en general. A todos ellos les doy las gracias por haberme tratado de manera extraordinaria durante estos años. Estoy tan seguro de que siempre tendré un sitio en Ferreries, como de que mis pacientes formarán parte de mí.

A partir de ahora inicio un nuevo camino en Ciutadella, como siempre esperando estar a la altura de las circunstancias, pero en mi corazón siempre habrá parte de Ferreries.