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Desde la Asociación de Cadenas Hoteleras, se aventura un escenario de una temporada turística en Balears con solo la mitad de los establecimientos abiertos, y eso atendiendo a una proyección optimista de la evolución de la epidemia del covid-19. Los planes de apertura escalada del confinamiento apenas dan margen para evitar un panorama desolador, porque la alarma sanitaria y de la crisis económica asociada es de magnitud planetaria. Es preciso trabajar para aliviar un escenario que no puede calificarse de otro modo que de catastrófico.

El golpe que la covid-19 está generando en nuestros principales mercados turísticos emisores –Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia– hace inviable normalizar la temporada. El impacto económico en todos estos países es tan brutal como en España, cuestión a la que se tienen que añadir aspectos básicos para el mínimo arranque del sector: el tráfico aéreo, doméstico e internacional. Todas las flotas están en tierra y nada indica que a corto o medio plazo esta situación vaya a modificarse. La única opción viable es ampliar la cuota de turismo nacional y, aunque en menor medida, el interinsular. Es preciso arbitrar fórmulas de promoción que sitúen a Balears entre las opciones de destino vacacional durante los próximos meses. En esta estrategia el papel del Govern será determinante, la acción conjunta con el sector es clave para la supervivencia.