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La tensión social generada por el último paquete de medidas restrictivas para hacer frente a la pandemia en Balears, reduciendo al máximo la actividad comercial y de restauración, ha sido asumida por el Govern. Los socios minoritarios de la coalición gubernamental, Unidas Podemos y Més, han logrado que el PSIB admita la necesidad de rectificar la dinámica actual sin que ello signifique al principal objetivo, que no debe ser otro que priorizar la salud frente a la economía; pero ello no puede significar el abandono de los afectados.

El primer gesto para reconducir la situación se producirá hoy con el anuncio de las ayudas públicas a los sectores más damnificados. En el mismo plan se cerraban las grandes superficies comerciales. La traducción práctica es que miles de trabajadores engrosarán las filas del desempleo o deberán acogerse a un ERTE, muchas empresas deberán cerrar ante la imposibilidad de soportar la nueva situación que tiene visos de prolongarse más allá de los quince días iniciales.

Lo ocurrido debe ser una oportunidad para recuperar la sintonía con los principales sectores productivos de Balears, con los que la confrontación del Govern solo generaría más crispación social. La adopción de medidas drásticas, justificadas desde el punto de vista sanitario, no puede justificar el olvido de quienes sufrirán sus consecuencias. El fin de esta crisis se está demorando más de lo previsto, por eso más que nunca es necesario acercarse a los perjudicados.