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Bien mirado, febrero es un mes despersonalizado, metido en el calendario en plan ajuste y prueba de ello es que cada cuatro años tiene un día más con el fin de regular el tiempo y que no se descuadren los ciclos. Sin embargo, algunos hitos de la memoria, como el de la gran nevada del siglo pasado, anclan en este frío mes.

Y si hay un día de febrero con historia es el 23, el día del intento de golpe de Tejero y, dos años después, el de la expropiación de Rumasa. En versión local, el 23-F fue también el de la inauguración del Hospital Mateu Orfila, que hoy cumple tres años.

Los acontecimientos han dado un perfil particular a esta fecha. Quienes recuerdan el "tejerazo" lo sitúan con precisión, saben como si fuera hoy mismo dónde les sorprendió la noticia y cómo la siguieron hasta el momento del desenlace, a eso de la medianoche. Si estaban en política, puede que incluso lo adornen con un poquito de leyenda o que con la perspectiva del tiempo transcurrido sustituyan la inquietud sufrida aquella tarde por el humor que hoy provocan los bigotes del guardia civil en la tribuna del Congreso. Ese fue el 23-F para la historia.

Lo de Rumasa se recuerda no por la fecha precisamente sino por el impacto y la cola que arrastra desde entonces. La expropiación no se ha pagado todavía y cuentan los que saben que supondrá un buen pellizco del PIB nacional.