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Me pareció una buena idea. Con esa inconsciencia de los jóvenes (por la falta de experiencia), me apunté a un casting para poder participar en el novedoso "reality show" de Tele-Zinc. Quiso el destino que yo fuese uno de los elegidos, lo cual me produjo una gran alegría. A fin de cuentas, se trataba de ganar mucho dinero sin hacer nada. Sólo tenía que renunciar a mi intimidad y a llevar una vida normal, durante algunos meses.

El programa se titulaba "Todo es posible" y nada más llegar, una amable señorita, que estaba muy buena, por cierto, nos explicó los detalles de cómo tenía que funcionar todo el cotarro. Allí nos encontramos gente muy diversa. Probablemente, sólo teníamos una cosa en común: queríamos ganar mucho dinero. Ya nos advirtió la chica, que se trataba de pasar el rato, discutir entre nosotros, no dar ni golpe, y que la conversación no tenía que sobrepasar un límite cultural determinado, ya que de lo contrario, el público que, mayoritariamente seguía el concurso y se gastaba la pasta con sus votaciones, no entendería nada y cambiaría de canal.

- Nada de hablar sobre política, arte, literatura o alguna especialidad científica. ¿A quién le interesa lo que dijo Schopenhauer o Ausiàs March? Limítense a ligar y a tirarse los trastos a la cabeza. Eso sí, pueden gastar lo que quieran…hay que dar envidia a la gente y hacerles creer que "Todo es posible".

Nos explicaron, también, que teníamos que vivir como si fuésemos ricos. Podíamos comprar lo que quisiéramos y pasárnoslo en grande mientras estuviéramos allí. Ya habría tiempo de devolver lo que nos daban, con el dineral que íbamos a ganar si conseguíamos que no nos expulsase el público (audiencia, para los amigos). Nos sentíamos afortunados y algo nerviosos. Súbitamente, nuestra forma de vida anterior se iba a transformar por completo. Pero eso nos excitaba todavía más ante la perspectiva de fama, riqueza, sexo (tal vez) y emociones fuertes que van siempre asociadas a este tipo de espectáculos.

Nos hicieron creer que éramos los más listos, que la gente nos adoraba, que podíamos obtener lo que se nos ocurriera, sólo con desearlo. Era necesario vivir el presente, no preocuparse de nada más. Nos alimentaban a cambio de que les dejásemos un control total sobre nuestro comportamiento. Una voz anónima, nos iba diciendo lo que teníamos que hacer. La competencia era feroz, pero eso formaba parte del sistema. Igual que te habían dejado entrar siendo un don nadie, te podían dar una patada en el culo y hacerte desaparecer para siempre.

Ahora, visto retrospectivamente, no sé si fue muy buena idea apuntarme a este tinglado. Han empezado a aparecer los nervios entre los concursantes y la tensión va en aumento cada día que pasa. Cuando se acerca el final de toda esta borrachera, nos empezamos a preguntar qué pasará al salir. Cómo será nuestra nueva vida fuera del plató. Cuando se apaguen las cámaras y nos quedemos solos como antes. Habrá que salir adelante como se pueda. Pero será duro volver a buscar trabajo. La mayoría no sabemos hacer gran cosa. Nos hicieron creer que no era necesario. Y ahora, estamos todos nominados.