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La alternativa a la carretera general en el tramo Ferreries-Ciutadella que ha presentado el Consell se ha estrellado con la oposición de partidos, colectivos ciudadanos y la patronal del transporte. Hasta el PSM, el socio minoritario del equipo de gobierno, se desmarca de la idea, si bien es cierto que esta reacción llega con la ventaja de conocer previamente la opinión ciudadana. No parece que ante tal estado de contrariedad general la propuesta vaya a salir adelante, lo que no significa que deba descartarse el estudio de una solución técnica a la hipótesis de emergencia que pudiere producirse.

Posiblemente, la Conselleria ha de recuperar la encomienda inicial y contemplar la posibilidad de algún trazado alternativo para casos puntuales que quizá nunca sean necesarios. Debe disponerse de alternativa, en caso contrario se le podría acusar de irresponsabilidad al no prever este tipo de contingencias. Sin embargo, lo que ha planteado es una ruta de nuevo diseño y carácter permanente, condiciones que no son precisamente las exigidas, y ha llegado con una sorprendente celeridad cuando tampoco es una prioridad. El diálogo ciudadano al que con frecuencia se apela en política puede y debe marcar el camino.