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El Ayuntamiento de Maó ha vuelto a expresar sus dudas en torno al avance en la peatonalización del centro urbano, "no anunciamos el cierre al tráfico pero tampoco renunciamos a ello", en expresión del concejal responsable de la materia que refleja con precisión las vacilaciones del equipo de gobierno. Hace cuatro años sí se anunció ese propósito como parte de un plan que, sin embargo, no ha registrado avances, frenado posiblemente por la oposición que mostró en su día el sector comercial.

La reapertura del debate lleva implícito el reconocimiento de un problema y la necesidad de mejorar el tránsito por la ciudad, que en los últimos años viene generando incomodidad para el peatón y para el conductor. La timidez municipal y la falta de consenso han paralizado cuantas propuestas han surgido hasta ahora por más que existe un reconocimiento tácito en la búsqueda de fórmulas para diseñar una ciudad más amable para los transeúntes y practicable para los vehículos, obligados a desembocar en el puerto por falta de alternativa por el casco urbano. Del nuevo intento hay que esperar avances tangibles, que lo serán si el camino elegido es el de la participación ciudadana y la meta, el equilibrio entre los derechos y los intereses de todos.