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Siete entidades y asociaciones de voluntarios, comprometidas con la sociedad, pusieron ayer el dedo en la llaga del Govern. Necesitan que les lleguen las ayudas y subvenciones pactadas para que puedan desarrollar sus actividades. La demora les asfixia. Se trata de la labor social de Caritas Diocesana; el reciclaje de los profesores del Moviment de Renovació Pedagògica; la acción ecologista del GOB; y los proyectos culturales de la Fundació Illa del Rei, Líthica, Fòrum Tercer Mil·leni i la Associació de Premsa Local. La necesidad de Caritas debe tener prioridad, por el alcance de su tarea social, aunque todos los colectivos de voluntarios merecen la respuesta positiva de la Administración. A estas siete entidades se les podrían añadir muchas más. El tono exigente de los portavoces está justificado. Piden al Govern que financie las ayudas, mediante un crédito, sin coste para las entidades, y plantean la comparación con el compromiso adquirido por la administración autonómica con el Menorca Bàsquet. Estas siete entidades pueden ser la punta del iceberg. La demora en el pago de las ayudas a un gran número de colectivos puede provocar situaciones críticas. Los problemas económicos de la Administración se contagian a la sociedad, que los padece.