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España irá bien, parece ser el eslogan de nuestro invicto Rodríguez. Al menos, supongo que a estas alturas ya habrá asumido que de presente, nada de nada. Aunque eso sí, el futuro es prometedor, al menos si escuchamos -y nos creemos- al mismísimo presidente de la cosa pública. De todos modos, eso no lo dice uno, sino que lo dice el CIS en nombre de la mayoría de los españoles encuestados tras el debate sobre el estado de la nación.

Y es que el CIS suele estar atento a la que salta, y por eso mismo cobra -del Gobierno, claro-. También nos dice el CIS que la mayoría de españoles encuestados mantienen como ganador en el debate a Rodríguez, en detrimento de Rajoy que sigue perdiendo. Y uno a estas alturas se pregunta por qué tanto gasto electoral, si el CIS ya nos da los resultados antes y después de celebrarse elecciones. Incluso nos ofrece la opinión de quienes no se acercan siquiera por las urnas.
No voy a hablar del CIS, pero sí del debate. De un trocito del debate. La verdad es que ya hace años que me he pasado a esta legión a la que le da cierto repelús todo lo relacionado con los estados de nación, autonomía y demás. ¿Para qué un estado de la nación, autonomía y demás si lo que se dice no suele parecerse con la realidad y lo que se acuerda, se suele incumplir?

Y el trocito del debate al que hago referencia no es que fuera importante, ni mucho ni nada. Fue más bien un rato estéril, vacío. Tan vacío que el número de diputados presentes a duras penas debían superar el medio centenar. Y te preocupas por ellos. Y por tu bolsillo. ¿Acaso estarían todos haciendo cola para entrar en los urinarios? ¿O estarían en el bar tomando un café? ¿O fumando en el exterior? En el Congreso de los Diputados se ve que el absentismo laboral de sus señorías está tan presente que nadie se entera hasta que el marcador detecta la ausencia. O lo que es lo mismo, sus señorías sólo son necesarias para apretar un botón de tanto en tanto. Y mientras, pues al patio.
Quien si estaba y hablaba en aquel momento era el invicto presidente Rodríguez. Y hablaba en aquel momento del Estatut, del Tribunal Constitucional y poca cosa más. Y una verdad sí que dijo. Y se lo decía a un representante de un partido nacionalista catalán. Vino a decirle en el tema del Estatut, que de una forma u otra se arreglaría, y que el resultado de la sentencia era la esperada, porque las leyes -y sobretodo, la Constitución- dicen lo que dicen. Y añadió que lo que ocurre es que la inmensa mayoría de la población -de la masa electoral, añadiría quien esto opina- no entiende de leyes.

Y cuanta razón tenía Rodríguez. Y si a la inmensa mayoría de ignorantes de leyes, añadimos a quienes se pasan las leyes por el forro..... , ya no le digo.
Y el debate, además de estéril, sordo. Al menos en el retazo de debate que presencié. Así cuando el representante de la Izquierda Unida en Catalunya le recordaba fórmulas para no sacrificar a los obreros, pensionistas y demás, y en cambio recaudar las mismas o más cantidades de euros persiguiendo a los defraudadores fiscales, recuperando el impuesto a las grandes fortunas ..... y demás fórmulas magistrales que cualquier analfabeto de éstos a que se refería nuestro invicto Rodríguez, le hubiera dado con sumo placer y sin coste alguno...., parecía que no iba para con él. El Tribunal Constitucional y el Estatut llenaron todo el contenido de la respuesta y ni una sola referencia a la aportación para con la crisis. Y es que al presidente, la crisis ya no le importa.

No le importa ni le ha importado nunca. Negó su presencia, y ahora, adora su salida. Mientras para algunos sigue siendo una pesadilla, para nuestro invicto Rodríguez, sólo es un sueño.

Quienes no entendemos de leyes, sí entendemos de economía, o al menos de la doméstica. Y aquello del "debe" y del "haber", no suele darse últimamente. O al menos, el debe haber, tal como lo entendemos. Es como si la representación del pueblo se trasladara a este poco más de cincuenta diputados en aquel momento de presencia. ¿Para qué necesitamos más? Si se mantienen las proporciones, ¿Por qué no ahorrarnos trescientas pagas inútiles? ¿Y en el Senado? ¿Y en las autonomías?
¿Cuántas pagas se ahorrarían con la sola simplificación de cargos electos?. Tal vez el problema auditivo es más grave de lo que parece. ¿Lo habrá estudiado el CIS? ¿O también estará aquejado por dicha dolencia?.

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