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No hay duda de que la variante de Ferreries y el dique, las dos principales obras públicas que se desarrollan en la Isla, crean empleo. La reforma más importante de la carretera ha permitido contratar a 360 personas en las fases que se han desarrollado hasta ahora. Sin embargo, se constata que el paro insular del sector de la construcción no desciende. Este dato avala la hipótesis que el número de empleos ocupados por parados menorquines es reducido. El reportaje publicado el domingo expone que las empresas contratistas tienen problemas para favorecer la ocupación local por la falta de especialización. Podría ser interesante que los cursos que deben realizar las personas que cobran un subsidio atiendan en lo posible estos huecos de oferta de empleo, tan escasos en la actualidad. El Consell intenta favorecer el empleo local, sin embargo la mayor parte del trabajo está en manos de empleados de empresas externas. Tampoco la maquinaria procede en su mayor parte de sociedades isleñas, por su especialización, o por sus costes de alquiler. Algo similar sucedió con la obra de asfaltado del Aeropuerto, en que la adjudicataria instaló una planta en la zona de obras.