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Acabo de descubrir una de esas conspiraciones mundiales que llevan a cabo las personas que dirigen el cotarro desde la sombra y que, seguramente, son los que guardan todo el dinero que falta en todo el planeta y que, por lo tanto, nos han llevado a la crisis de los 'cataplines'. Aún a riesgo de poner en serio peligro mi vida, voy a denunciarla y si por alguna razón me pasara un extraño incidente tipo encontrarme con un pijama de madera o con unas zapatillas de cemento, oye amigo lector, que ha sido un placer.

Ya sé cual es el Santo Grial, la fuente de la vida eterna. La mercromina. Sí, ese potingue extraño que cuando eras pequeño te embadurnaba cualquier herida tiñéndola de un rojo más intenso que el de la propia sangre, lo que acongojaba al usuario de turno que no veas, pero que te curaba al instante. Desde un corte al hipo, pasando por golpes tontos como el clásico portazo cuando apenas eras un mocoso.

Hace años que le he perdido la pista a la mercromina, lo que quiere decir que o bien la han declarado radioactiva y contraproducente para cualquier uso o en la lucha de mercado salió mal parada en la pugna con el Betadine que, para qué negarlo, tiene mucho más glamour. Seguro que la malvada industria farmacéutica se dio cuenta antes que yo y vio que sus 'muchimillonarios' ingresos podían peligrar si, definitivamente, la mercromina lo curaba todo. Estoy seguro de que un sorbo del líquido rojo te sanaba desde un catarro hasta el cáncer, y seguro que te daba suerte en la vida. Por eso alguien, en algún momento, la hizo desaparecer del panorama discretamente hasta ayer cuando caí en su ausencia.

Ahora me preocupa que pase lo mismo con el Aután. Si alguien ha disfrutado del campamento de Biniparratx sabe que sin este repelente anti-mosquitos no se puede sobrevivir. Los mosquitos tienen su centro de operaciones y de desarrollo tecnológico e intelectual en el campamento a medio camino entre Sant Lluís y Sant Climent. Ahí perfeccionan sus últimos avances en el aspecto chupóptero siendo las niñas y los niños que lo frecuentan sus principales víctimas y particulares conejillos de indias.

Por el bien de la generación del mañana, porque ya te advierto amigo lector que no será la generación del hoy la que te 'desfaga' todo este entuerto de la crisis y sus ladrones, protejamos el Aután como no supimos hacerlo con la mercromina. Por el bien de la humanidad. Con el Aután y la mercromina seríamos invencibles y conquistaríamos el mundo.

dgelabertpetrus@gmail.com