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En política, cuando no es necesario tomar una decisión, es que estamos ante un milagro.

48 horas después de las elecciones del domingo 20-N, el señor Mas, don Artur, anunciaba un nuevo paquete de medidas, todas de carácter económico: aumento de impuestos, recortes en salarios, cuando no suspensión fulminante de una paga extra y posiblemente copago sanitario. ¿Por qué no se le dijo al ciudadano durante la campaña lo que iban a llevar a cabo unas horas más tarde de que éste emitiera su voto?

Los que me honran leyéndome se recordarán que hace unos días, desde estas mismas páginas, decía yo que lo que más me interesaba de los políticos en la campaña electoral no era lo que nos decían, si no lo que se callaban.

La ambigüedad es un arma política y en su práctica tenemos ejemplos gloriosos. El señor Rajoy, don Mariano, tiene una retranca gallega que nos va a dar más de un titular. Fíjense lo que dijo el otro día, después de que en la entrevista (larga entrevista) de El País tampoco soltara prenda sobre los nombres de los ministrables, en TV se lo volvieron a preguntar y como quiera que de nuevo dijo que él habla todos los días con que va a ser quien lleve lo de la economía, pero no dijo su nombre, al día siguiente, en una entrevista radiofónica, en un afán casi morboso de querer saber a quién le va a caer encima "semejante patata caliente" le dijeron: ¡Oiga!, por lo menos díganos si es hombre o mujer…depende, contestó don Mariano. No me digan que no es una contestación para enmarcar. Yo estoy por ponerla en una orla y colgarla en mi despacho.

Por cierto, por no ser yo también ambiguo respecto a la contabilidad de los votos y a esa antidemocrática manera de rentabilizarlos he sacado de internet los votos que cada partido ha conseguido y los escaños que esos votos le otorgan. Pero también lo que realmente deberían de tener en cuanto a escaños si la ley diera a los votos el valor que realmente tienen. Se lo dejo anotado para quien tuviera curiosidad por saberlo:

No me digan que no es más lógico, pero sobre todo más justo. Por otra parte sigo sin ver el "abandono" que según algunos supondría para algunas regiones si se adoptase este modelo. Pero sobre todo se corregiría el desfase que hay entre partidos según la zona donde estén ubicados. En mi opinión no pueden hacerse distingos. No me parece ni ético ni por eso tampoco justo que para rentabilizar el voto se maneje lo del partido nacionalista y luego con esos votos se haga política nacional. Para eso ya están las votaciones autonómicas. En una votación general eso es más que nada una argucia legal. Miren el cuadrante de votos y escaños que les adjunto y se darán cuenta de lo que les estoy diciendo.

Un voto debe tener el mismo valor venga éste de un rey o del más humilde de sus lacayos. Y sobre todo, servir para conseguir los mismos fines. Cualquier manipulación que se haga del mismo, en mi opinión va en contra de la pureza y limpieza electoral porque hay votantes cuyo voto vale menos de la mitad que el de otros votantes.