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Somalia nos pilla lejos de Menorca, ¿verdad? Parece que a nosotros, aquí, no nos tenga que importar que, allí, se desarrolle un drama humano. Las guerras tribales, los saqueos generalizados, el terrorismo de los grupos insurgentes han destrozado aquel país. La peor sequía en 60 años no hace sino empeorar la situación hasta límites dramáticos. Hay más de millón y medio de desplazados. Los más afortunados consiguen llegar a vivir hacinados en campamentos de refugio. Otros no consiguen llegar. Los alrededores de Mogadiscio son hoy un infierno. La zona carece de los alimentos más básicos y los niños se mueren a miles. Aparecen epidemias constantemente.

Rebecca es una chica inglesa-menorquina que ha vivido en Menorca toda su vida (llegó a las seis semanas de vida). Junto a su madre y hermanos tiene su base vital aquí y todos ellos están profundamente enraizados en nuestra isla desde hace décadas. Habla menorquín.

Soy un afortunado receptor de los escritos que periódicamente manda a sus familiares y amigos de Menorca contándonos sus vivencias en el cuerno de África. Algunas descripciones de Rebecca son realmente escalofriantes y pavorosas. Hace unos pocos días ha mandado unas líneas escritas, esta vez por un compañero suyo, donde, dirigiéndose a una madre occidental, le preguntan "¿Cuánto tiempo esperarías para ayudar a tu hijo? (¿How long would you wait?). Traduzco del inglés.

"¿Cuánto esperarías para alimentar a tu hijo hambriento? ¿Una hora? ¿Un día? ¿Una semana? No es probable. Como madre responsable te preocuparías que tu hijo tuviese tres comidas diarias y a sus horas y además controlarías que contuvieran un contenido nutricional adecuado. También le darías de vez en cuando un "regalito" que le pusiese el brillo de la ilusión en sus ojos. Un helado, una golosina. Después de todo ¡crecen tan aprisa! "

"¿Es difícil imaginarte a ti misma forzada a ver cómo tu hijo pasa hambre durante días o incluso semanas y sentirte impotente al no poder hacer nada más que ser testigo de su sufrimiento? O saber que solo puedes implorar ayuda. También es muy duro ver cómo una malnutrición crónica le impide luchar contra las enfermedades normales de un niño: sarampión, diarreas…o incluso un simple resfriado.Más duro todavía y realmente insoportable es ver cómo se te muere de hambre."

"Harías cualquier cosa para salvarle, para aliviarle su sufrimiento. Probablemente caminarías durante días hacia cualquier dirección, cualquier lugar en que supusieras podrías encontrar ayuda. Caminarías con tu niño a cuestas tambaleándote exhausta durante kilómetros y kilómetros. Desafiarías los ataques y los asaltos de los furtivos, el hambre y la sed, incluso no te importarían los animales salvajes que podrían destrozarte. No te importarían si pensaras que con ello podrías salvar a tu hijo. Al atardecer caerías agotada en la cuneta del camino, exhausta después de otras catorce horas caminando bajo un calor sofocante en medio del polvo, sin agua ni comida."

"Podrías intentar descansar pero no dormir. Tu hambre y el de tu hijo te lo impedirían. También el miedo a no saber que te depararía la oscuridad de la noche. Pero mantendrías un hilo de esperanza y lucharías contra el progresivo pavor de comenzar otro día como el de ayer. De madrugada volverías a levantarte sin saber los peligros a los que tendrías que hacer frente ni saber si tu hijo sobreviviría a otro amanecer."

"Todo eso lo contó Aljera, una nativa, que al igual que otras miles de madres somalíes llegó a los campos de refugiados con su hijo casi muerto. Son las que han sido testigos de horrorosas e indescriptibles experiencias pero que no se han detenido ante nada para salvar a sus hijos. Tú harías lo mismo. Pero tú tienes suerte, mucha suerte, no lo tienes que hacer."

Rebecca dice que son historias como esas las que le ayudan a mantenerse en ese cometido olvidándose de los peligros que corre una chica tan guapa como ella en un ambiente tan hostil. Rebecca está usando los mejores años de su vida para ayudar al prójimo. Su madre, vecina de San Luis, me comenta que eso da un significado a su vida ("It brings a meaning to life").

Me avergüenzo de ser incapaz de hacer ni una milésima parte de lo que ella hace en defensa de aquellos seres humanos. Mi humilde reconocimiento a personas como ella que son capaces de dejar las comodidades de nuestro mundo burgués para trabajar por los desahuciados. Un beso Rebecca. "Take care" (¡cúidate!).