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En las últimas semanas se han ido conociendo opiniones de diversos estamentos castrenses referidas a la situación política de España que tienden a parecerse a "las aguas turbulentas" de la canción de Simón & Garfunkel ("Bridge over troubled water"). Estas opiniones (ya extendidas en muchos cuarteles) entienden que el desafío nacionalista y la incapacidad del Gobierno para poner coto a sus desmanes (incumplimiento sistemático de sentencias judiciales ("un atrevimiento intolerable"), insultos y desprecios constantes al resto de España, desplantes al Gobierno democrático legalmente constituido, etc) no harían ya imposible contemplar lo que pudiera ser una eventual acción militar limitada caso en Cataluña de que el Gobierno no lograse controlar la cuestión separatista.

Sectores militares recuerdan ya abiertamente el art. 2 de la vigente Constitución (que garantiza la "indisoluble unidad de la nación española") y el art. 8 (que afirma que el Ejército "es el garante de la unidad de España"). Se recuerda que esa Constitución fue votada por una amplísima mayoría de españoles incluida una gran mayoría de catalanes. Según esas opiniones, que parece van "in crescendo", se culpa indistintamente tanto al PP como al PSOE de la deriva nacionalista por no haberla sabido obturar a tiempo. La cesión de la educación a aquellos nacionalistas es vista como el medio que ha permitido tergiversar la historia e inocular el odio al concepto de España a varias generaciones. Incluso altos militares han criticado las recientes declaraciones de Aznar contra esa deriva nacionalista cuando, aseguran, fue él quien cedió la educación con el fin de mantenerse en el poder. También fue Aznar quien, como se sabe, guillotinó la cabeza de Vidal-Quadras al frente del PP catalán porque le consideraba un obstáculo para continuar con sus constantes cesiones a Pujol. Así me lo contó personalmente, y con todo lujo de detalles, el ex presidente del PP catalán en la cena que siguió a su intervención en un Foro de ICM en el que participó hace unos pocos años.

En las últimas semanas han aparecido varias muestras de esa inquietud militar. Unas declaraciones del Coronel Alamán fueron apoyadas por muchos militares (entre ellos el Coronel de la Legión Mariano Cañas: "la independencia de Cataluña pasará por encima de mi cadáver") y recogieron las adhesiones de otros muchos de diferentes graduaciones y diferentes armas. Esta situación, que se sabe es vivida con pasión en algunas Academias militares, ha culminado hace unos días con el cese del Gral. de Brigada Ángel Luis Pontijas , responsable de la revista "Ejércitos".

La causa ha sido un editorial que el Ministerio ha creído excesivo por verter opiniones supuestamente políticas. Ese órgano militar expresa la opinión oficial del Ejército español y aquel editorial, que alertaba y expresaba su preocupación por la situación política en España, contaba con el apoyo expreso de toda la dirección de la publicación.

Para evitar indeseables traumas terribles (de impredecibles consecuencias) ¿no se debería forzar a la Generalitat al cumplimiento sistemático de las sentencias judiciales que la afectan? ¿No debería revisarse y/o cerrarse y/o delimitarse ya el Estado Autonómico?

El Gobierno tiene muchos resortes para lograrlo (especialmente financieros). Y en todo caso ¿no sería preferible aplicar el art. 155 y suspender la autonomía hasta encontrar una salida democrática antes de forzar una solución traumática?

Vivimos momentos que deseamos no se asemejen a otros que marcaron la vida de varias generaciones de españoles. Un nacionalismo desbocado y enfebrecido y un Gobierno débil y dubitativo serán los únicos culpables y responsables de lo que pueda pasar. Entretanto mi cabeza menorquina piensa: "¡A vam què farem!" y mi voz exclama: "¡Ay, Déu meu!".