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El puerto de Mahón protagonizó los dos acontecimientos que, desde el siglo XIII, más han influido en la historia de nuestra isla: el desembarco de la Corona de Aragón en 1287 (que conllevó la expulsión de los moriscos y significó la incorporación de Menorca a la cultura del mundo occidental) y las apetencias geoestratégicas de las diversas culturas que dominaron Menorca a lo largo del siglo XVIII. Fueron éstas las que posibilitaron el paso a las bondades del Siglo de las Luces y las que abrieron y conectaron la Isla al mundo internacional. Las consecuencias de estas dominaciones significaron el declive de las antiguas castas nobles menorquinas hasta entonces intocables y propiciaron el nacimiento de una burguesía surgida de las actividades comerciales desarrolladas en el puerto mahonés. Desde entonces el resto de Menorca siempre fue a remolque de Mahón.
Aquí comenzó la industrialización de la Isla y aquí surgieron consiguientemente los primeros movimientos sociales y obreros que caracterizaron a buena parte de las primeras décadas del pasado siglo. Aquí se asentó la primera clase media menorquina. Aquí se consolidaron entidades culturales. Desde la original Mago se difundieron las principales "marcas" que han dado a conocer Menorca al mundo: la denominación "azul Mahón", el "queso Mahón", la salsa mahonesa, el puerto de Mahón, muchos de los productos industriales menorquines, etc. El puerto mahonés ha marcado la historia de la Isla. Y lo ha hecho especialmente desde que la capitalidad fue trasladada a nuestra ciudad por decisión y conveniencia de los británicos de la primera dominación del XVIII.

Pero Mahón también tiene su lado oscuro: el carácter de una parte de su gente. Un cierto número de mahoneses son conformistas, apáticos, parecen padecer de cierta indolencia ("són dolces") y muestran un altísimo grado de "menfotisme". Un amigo defiende que buena parte del carácter de ese sector de conciudadanos es la suma de un individualismo latino extremo unido al sedimento atávico consecuencia de haber sido / estado muchas veces dominados por unas potencias extranjeras que proyectaron sus propias influencias sobre su ciudad. Eso explicaría que el "ascendente" de este mahonés autóctono "pase" de la mayoría de las cosas que se supone le deberían afectar.

Siempre me ha extrañado que ningún ayuntamiento mahonés haya sido capaz de recordar en sus calles y plazas unos hechos históricos que han sido capitales para Mahón. Aún hoy no existe ninguna calle dedicada al Gobernador Kane que hizo posible el traslado de la capitalidad ni a los que después lo consolidaron. ¿Es natural que no exista ningún rastro del miserable y espantoso saqueo que sufrió la ciudad en 1535 por parte de los turcos? No existe ni una sencilla placa, ni una calle, ni una plaza. Nada hay que rinda homenaje permanente a todos los asesinados y deportados en aquella terrible fecha. Sí, como dice la canción, Mahón es una ciudad hermosa y galante…. pero olvidadiza.
Y esa sorpresa se consolida cuando, a diferencia de lo que sucede en otros lugares, se comprueba que los mahoneses no son muy dados a respetar ni recordar su propia historia. Esa falta de respeto a su historia más íntima, ese lado oscuro de muchos mahoneses, hizo posible que unos desnaturalizados, capitaneados por un mancebo de farmacia con nula formación humanista, maltratasen hace ya casi ocho años la toponimia de nuestra ciudad por intereses políticos bastardos ante el silencio cómplice y cobarde de muchos de sus habitantes. Pero con todo ese lado oscuro y negativo, Mahón siempre será mi Mahón. "It's my hometown" y la amo.

Nota
La futura presencia de Fernando Savater en Mahón promete ser muy interesante.