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La autorización para llevar a cabo prospecciones petrolíferas a pocas millas (35) de distancia de las costas de Eivissa y de Menorca ha provocado un rechazo general, que de momento ha obtenido poco resultado. Los proyectos siguen adelante. Parece que el Gobierno considera una prioridad la posibilidad de encontrar petróleo, pero prescinde de las consecuencias sobre la actividad turística, la imagen de calidad de las Islas como destino y de los efectos sobre el medio ambiente. Se ha advertido de todo ello. La perforación provocará un ruido en el fondo del mar superior al de una bomba atómica, según han indicado algunos expertos.

Todos los partidos y las instituciones de las Islas se han manifestado en contra de las prospecciones, que han sido autorizadas por el Ministerio de Industria. Sin embargo, el Congreso ha rechazado los intentos de paralizar esta actividad.

Hace unos años, el 1 de abril, "dia d'enganar", en Televisió Menorquina se emitió un debate sobre el descubrimiento de bolsas de petróleo cerca de la costa insular. Incluso un pescador ficticio llamó al programa para explicar que en lugar de calamares había recogido un par de kilos de "chapapote". La broma tuvo efectos no deseados. Recuerdo a una residente en Fornells que se emocionó pensando en que Menorca iba a dejar de ser el paraíso. Por suerte eran malas noticias imaginadas. Sin embargo, ahora, en plena crisis se plantea la posibilidad de buscar petróleo cerca del destino turístico más importante de España. El movimiento sísmico a lo mejor no espanta a todos los turistas -los de Eivissa están más acostumbrados a la marcha- lo que sí es seguro es que se irán las pocas tortugas que quedan. Al final será verdad que tendremos que comernos las medusas.