TW

Antonio Maura, presidente del Gobierno hace más de cien años, popularizó la expresión «con luz y taquígrafos» como las únicas cosas que necesitaba para gobernar. Ahora, después del gran apagón, se necesita lo mismo, la luz, por pura lógica deductiva, y los taquígrafos para determinar las responsabilidad y registrar los compromisos para que no vuelva a suceder. Las famosas palabras del rey Juan Carlos, hoy emérito, también serían oportunas: «Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir».

Del gran apagón hay que separar dos cosas: la gestión de la crisis y las causas de la crisis. Sobre la gestión, creo que tanto los responsables políticos, empezando por la presidenta del Consell Susana Mora, como los técnicos de Endesa y de Red Eléctrica Española han sido eficaces y rápidos en resolver una situación de emergencia.

Noticias relacionadas

Sobre las causas de la crisis ambos deberían asumir que se han cometido errores y que hay que asegurar que no se volverán a producir. El plan de contingencia, que ha servido para reducir el tiempo de respuesta, no ha evitado que más de 30.000 clientes y seguro que más del doble de personas, hayan permanecido a oscuras durante 55 horas y 53 minutos.

Argumentos hay para todos los colores pero no podemos cambiarlos como Groucho. Es verdad que un cap de fibló que rompa dos líneas de distribución es algo excepcional e imprevisible. Pero el error está, en mi opinión, en la corta visión del plan de contingencia. No debía servir solo para responder a una avería en la central, ni reponer una torre de alta tensión, sino que debía haber reconocido la precariedad de una isla sin cable que la conectara con el exterior y aplicar las medidas para prevenir el peor de los casos. La disposición de generadores que ahora se contempla era la opción no prevista.

La visita de la ministra Teresa Ribera de ayer parece evidenciar que se ha aprendido que cuando la Isla no cuenta con su infraestructura básica operativa es una situación de emergencia.