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Me sorprendió con profundo pesar el fallecimiento de Bosco Marquès Bosch, al que conocía aun antes de que ocupara tan distinguidamente el cargo de dirección del MENORCA• «Es Diari».

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Déjenme que les confiese que no se me da bien escribir necrológicas. A lo largo de los años alguna he tenido que escribir a mi pesar, pero estas líneas de hoy no quiero relacionarlas con este apartado de la noticia periodística. Con Bosco mantenía una amistad de años que ninguno de los dos dejamos que tuviese ninguna relación de causa efecto con el diario. De hecho, cuando en los más de 30 años que llevo colaborando con el rotativo menorquín, tan solo un artículo mío no llegó a publicarse, siendo él el director, por motivos que no vienen al caso y que nos dejó a ambos un mal sabor. Nuestras conversaciones eran siempre sobre temas puntuales de política y acaso sobre dimes y diretes sobre la monarquía, aunque en una ocasión volviera a salir estando en su despacho lo de aquel artículo mío que permanece inédito en mi archivo, y que ninguno de los dos alcanzó nunca aquel porqué.

Bosco era un conversador ilustrado de un trato amable. La amistad entre los dos fue siempre fácil además de tan antigua por los años que hacía que nos conocíamos. Algunas veces, cuando tocábamos el tema de gastronomía se interesaba por mi colección de libros sobre esta materia, ¡casi tengo 2.000 libros de cocina! Decía: tendremos que hacer un artículo sobre el tema. Mi inolvidable y amable amigo, allá donde quieras que estés estoy seguro que todos los días le echas un repaso a «Es Diari»…ya ves que la política está como siempre, «Es Diari» con dificultades como siempre, los problemas de la insularidad, como siempre…qué te voy a contar que tú no sepas.