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Alimoche, Vultur pernocterus, en Cataluña le dicen aufrany, en Menorca arpella y en algunas zonas miloca o arpellot.

Hace unos días leía un artículo donde se dice que en Menorca hay el máximo de estas rapaces que en la isla se pueden alimentar. Además en Menorca se da la circunstancia de que estas aves son sedentarias. En mi opinión, una de las razones para que sean sedentarias es precisamente debido a la alimentación, unido a que en algunos farallones de los acantilados, por ejemplo del Milocar de Santa Ana, encuentran un lugar tranquilo donde reproducirse.

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En España tenemos cuatro tipos de buitre: el buitre leonado que es el más abundante; el buitre negro con una población estable pero reducida, es el mayor de nuestros buitres, parecido en tamaño al buitre nubio que he visto en las sabanas africanas; el quebrantahuesos que ocupa la parte alta de la pirámide nutricional pues se nutre de los huesos que no sean capaces de comer los otros buitres; y el más pequeño de los cuatro, el alimoche, que es además el más inteligente ya que es una de las pocas aves que sabe utilizar una herramienta como es una piedra para quebrar la dura cobertura de un huevo de avestruz. Además, conviene decir, que este comportamiento no es en función de un aprendizaje más o menos largo, se trata, por el contrario, de una condición que forma parte de su propia carga genética, es decir, que utilizarán una piedra para quebrar el caparazón de un huevo aunque hayan nacido en cautividad y no lo hayan visto hacer nunca. En cuanto a la comida, ya en el libro de José Moll Casasnovas «Las aves de Menorca», página 169, refiriéndose a su alimentación dice: «Se alimenta de cadáveres de animales y de excrementos, así como de grandes insectos y también de roedores». En la sinonimia de nombres vulgares, Casasnovas dejó anotado lo de «buitre leonado», lo que recojo como un error pues el buitre leonado es el Gyps fulvus al que en Cataluña dicen voltor comú. Volviendo a la peculiar capacidad nutricional del alimoche, en mi libro «Aves de la comunidad de servicios 2016», en la página 108, dejé recogida mi experiencia tras de muchos años de observación que es una curiosidad no muy conocida la de que cuando el alimoche no encuentra comida, no duda en alimentarse de la boñiga de la vaca, de esta materia fecal se nutrirá hasta encontrar alimentos cárnicos procedentes del cadáver de algún animal. En Menorca lo tendrá más complicado pues aun encontrando un cadáver no tiene otros buitres como el leonado o el negro que abran la dura piel del cadáver, pongamos de una oveja, por lo que tendrá que esperar a que los gases internos hinchen el cadáver y finalmente este acabe por romper la piel, casi siempre de la panza junto a los corvejones.

La reserva proteica de su intendencia nutricional viene como ya he dicho, garantizada en Menorca por la boñiga de vaca y de eso en Menorca no anda precisamente escaso. Por eso, afirmar que su número es ya excesivo no parece del todo una afirmación que pueda sostenerse. Además, cuando una especie tiende a aumentar, es porque no le falta la comida. Sucede exactamente al revés cuando no se encuentra con qué alimentarse. Por eso la bonanza demográfica es el síntoma de que no pasan hambre aunque la cantidad de buitres del género alimoche sea ya más que suficiente, afortunadamente una garantía de pervivencia, algo de lo que debemos sentirnos orgullosos.