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Sánchez ha podido comprobar lo ancha que es Castilla y León. Lejos del bipartidismo y de mayorías absolutas, que pasaron a mejor vida, los pactos son necesarios. Y no siempre son pactos de caballeros. Los que pactan con la extrema izquierda, acusan a los otros de pactar con la extrema derecha. Lo importante es usar la palabra ‘extrema’, que da mucho miedo. La gente, en general, no es extremista pero no sabe cómo salir del atolladero. Menudo embrollo.

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No vamos a decir que la España profunda se ha pronunciado de manera clara, pues daría a entender que hay una España superficial. No es tanto un rechazo al PSOE como al Sanchismo y sus políticas rupturistas. La calidad democrática ha disminuido, según «The Economist». Pero cualquier crítica es cosa de la ultraderecha reaccionaria. Hoy todo se interpreta en clave polarizada, en un momento en que el mundo bordea peligrosamente otro conflicto armado. Esperemos que no se tomen decisiones irrevocables. Aquí decimos: Carta en terra va a la guerra. Claro que hablamos de jugar a cartas, no de matarse unos a otros. En el momento de escribir estas líneas, la chispa puede saltar en cualquier momento. Contenemos la respiración. Sería conveniente leer «El mundo de ayer» de Stefan Zweig. La incultura o ignorancia sobre nuestro pasado nos aboca a repetir errores y a vivir como autómatas. Cultivemos la conciencia y el diálogo entre diferentes… o saldremos del virus para caer en las brasas.