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Entre tú y yo, ser un independentista malote, dedicarte a armar follones mientras no sabes muy bien si te satisface más lograr la ansiada independencia o romper y quemar cosas impunemente, está guay. Lo que no está guay es que luego aparezca un juez fascista que quiera enchironarte fascistamente como si hubieses hecho algo malo y tengas que salir pitando hacia Suiza cagadito de miedo porque no te encierren.

Esta podría ser, tranquilamente, la presentación de Rubén Wagensberg, actual diputado por Esquerra que ha tenido que tocar el dos tras el gatillazo de la Ley de Amnistía que naufragó hace unos días porque sus principales impulsores, Junts, no la ven suficientemente humillante para el conjunto de los españoles. Imagino que es uno de esos terroristas buenos que defiende el PSOE, de esos que a pesar de que lideró las revueltas y el asalto al Aeropuerto de Barcelona, no es mal chico, tiene su fondo bueno y no lo hizo para molestar.

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Ruben Wagensberg, alias ‘Caganeti’, se ha tenido que pirar cuando ha visto que las orejas del lobo de la justicia se acercaban peligrosamente. Y claro, no es plan que ahora su real culo fino de diputado de un estado que no reconoce como propio y que le seguirá pagando su sueldo de 7.000 euros al mes a pesar de que no realizará su trabajo, acabe a la sombra de alguna cárcel española. Nos puede gustar más o menos la trama que se desarrolla día tras día, pero al menos sabemos que el ridículo está presente para alegrarnos la amargura de ver cómo el presidente del Gobierno se carga el país sin que nadie le diga nada.

Este Ruben es ridículo, como ridículo es Pedo Sánchez y ridícula es su sociedad de loros y loras que todavía justifican la voluntad de amnistiar a aquellos que deben pagar sus delitos con la justicia. La Ley de Amnistía se aprobará, no me cabe la menor duda, porque el presidente del Gobierno modificará el texto resumiéndolo así: «Esta ley vale para que a Carles Puigdemont no lo encierren en la cárcel», como si de un vale se tratara.

Una de las cosas que nos enseñan cuando crecemos es a ser responsables de nuestras decisiones y sus consecuencias, para que determine qué tipo de persona somos. Y con este Ruben ha quedado muy claro. Cobarde y ridículo.