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El narrador tiene sus manías, sus aficiones, sus debilidades. Le gusta esa industria de coleccionar libros. Hace unos años mandó que le construyeran una biblioteca, y por aquello de burro grande se la apañaron holgada, pero ésta es la hora que ya no sabe donde ir almacenando tanto libro. Lo mío debe ser un síndrome de Diógenes literario, porque si no, no se explica.

El otro día, callejeando sin rumbo por las callejuelas del Madrid que más nos gusta, ya digo, sin saber a dónde íbamos, acertamos a ir donde queríamos, una librería de viejo (1). Miles de libros en antiguas estanterías de madera, fatigada por el noble peso de la letra impresa. Algunos de aquellos libros llegan a alcanzar precios desorbitados. Suelen ser ejemplares de ediciones príncipe de una tirada muy corta que llevan años descatalogados y que han pasado, o bien al coleccionismo, o al selecto mundo de los bibliógrafos. Muchas veces el coleccionista y el bibliógrafo forman una misma cosa.

Cuando se tiene entre las manos un libro con una temática que nos subyuga y nos damos cuenta de su rareza, se tiene como un "chute" de adrenalina, quizá comparable al que debe sentir el buscador de esclatasangs cuando le levanta los "faldones" a la hojarasca de acículas de pino y hojas de mata del sotobosque en un pinar menorquín y aparece ante sus ojos como si estuvieran sembrados de propósito 30 ó 40 esclatasangs, hermosos y sin agusanar. Pues el otro día investigando las estanterías de la vieja librería, me dio como un pálpito de querer inspeccionar la balda superior de una de ellas.

Y allí encontré cuatro libros de la misma colección. Son libros raros de caza, una curiosidad bibliográfica del siglo XIX. Uno de ellos no es otra cosa que la relación de la cacería dada en el bosque de Doña Ana (2) a Felipe IV por don Manuel Alonso de Guzmán el Bueno, VIII Duque de Medina Sidonia. La edición fue de 720 ejemplares numerados. Éste del que estoy hablando lleva el número 633. Sólo para que ustedes tengan una breve idea del séquito y la intendencia de aquellos reyes cuando les daba por asistir a una cacería, aquí les dejo unos datos: a las mesas preparadas al efecto, se sentaban más de 500 personas; durante los días que duró la cacería, se utilizaron 700 fanegas de harina en flor, 80 barriles de vino, 10 barriles de vinagre, 200 jamones de Rute, 100 piezas de tocino, 400 arrobas de aceite, 600 arrobas de salmón y atún, 300 quesos y aquí ya les libero de seguir leyendo el resto de la intendencia de aquella cacería. El libro en sí es un verdadero regalo para un bibliógrafo.

Otro de los libros que compré lleva el título de "La caza bajo el punto de vista histórico". Una edición príncipe corta, 750 ejemplares. Este libro fue premiado en el certamen literario de Manresa, el día 3 de diciembre de 1882.

El tercer ejemplar que compré lleva por título "Diálogo de Venatoria". Se trata del diálogo que mantiene un cazador filósofo con un filósofo cazador.

Y el cuarto ejemplar lo compré por su título, "La caza, utilidad de su conservación" y por el nombre de su autor, el general Milans del Bosch, obra editada en el año 1876, también con una edición muy cortita y numerada. Mi libro lleva el número 726. A principios de la obra lleva una larga dedicatoria en un magnífico francés, dirigida a monsieur Toussenel, firmándola Le Lieutenant General de L'Armee espagnola, Lorenzo Milans del Bosch.

Cuatro libros realmente magníficos que ya engrosan el bagaje en mi biblioteca de mi colección venatoria. Una sola pega, el precio de esos libros. Pero ese es un problema que no nos queda más remedio que asumir. Bien es verdad que ahora mismo, ni por el doble de lo que costaron, los pondría yo a la venta, sabedor de las prácticamente nulas posibilidades de conseguirlos nuevamente.

(1) Librería de viejo ‡ se dice de las librerías que sólo venden libros antiguos, a veces con alguna sección de libros de ocasión.
(2) Doña Ana ‡ Así, separado, era su nombre cuando pertenecía a la hija de la princesa de Éboli. Con el tiempo se juntaron el título y el nombre, pasando a ser Doñana, como hoy conocemos y nombramos a este precioso Parque Nacional que tan agradables recuerdos me trae a la memoria.