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Ha dimitido el director de la London School of Economics. Se ve que un hijo de Gadafi recibió el doctorado a cambio de una generosa "donación" de 1,75 millones de euros. Su última lección antes de irse ha sido: "A caballo regalado, mírale los dientes".

Leí una noticia el pasado mes de octubre en el diario El País. Hablaba de una conferencia, impartida en la susodicha Escuela, por el director general de La Caixa (ahora CaixaBank) Juan Maria Nin.

Ha sido una necesidad de estos tiempos revueltos, que políticos y banqueros hayan salido a transmitir mensajes de calma a "los mercados". Para los que no lo sabían, el mundo es ya un mercado global y nosotros, un mercadillo de la periferia. "Señores, España va bien. No retiren su dinero". Si quieres respirar confianza, tienes que inspirar confianza primero y espirarla después hacia el extranjero.

Dicen que la situación económica necesita confianza para mejorar. Lo malo es que esa confianza, depende de la situación económica. Estamos metidos en un puñetero bucle. Los cambios son tan acelerados que nos sorprenden a diario. Es una espiral de novedades, sobresaltos y malas noticias. Bueno, también hay cosas buenas como: innovaciones tecnológicas espectaculares, predicadores del sano optimismo y ganadores en río revuelto. Pero no deja de causar inquietud, que las certezas que nos sustentaban hasta ahora, ya no se estén quietas ni un momento. Tenemos las revoluciones a la vuelta de la esquina.

A Gadafi y otros tiranos se les ha desmontado el chiringuito de golpe y porrazo. De ser agasajado y tratado como un tío majo, aunque algo majareta, ahora se le acusa de crímenes contra la humanidad. ¿Qué ha provocado este cambio tan repentino? ¿Es que los papeles de "Wikileaks" no decían nada de lo que estaba pasando en Libia? Bueno, una cosa es saber y otra diferente, qué haces con lo que sabes.

Uno intenta encontrar algo que no se derrumbe o que transmita sensación de seguridad. Gente por las calles, las tiendas llenas, negocios que se abren, créditos para empresas…un cierto aburrimiento social.

Pero ya se sabe que cuando las cosas se ponen difíciles, el valiente encuentra puertas y el cobarde, agujeros. Esconderse no es la solución. Hay que moverse y dar la cara. En Menorca siempre ha habido gente emprendedora. Y la sigue habiendo. Esa es nuestra mayor esperanza de futuro. Saldremos de esta, sin duda…aunque las viejas fórmulas se nos hayan quedado obsoletas.

En la citada entrevista, el señor Nin acababa diciendo: "Se equivocan quienes creen que ésta es una crisis puramente financiera…no sabemos lo que pasa porque es una crisis de cambio de modelo debido a los avances tecnológicos y sociológicos…tardaremos decenios en comprender lo que está pasando".

La verdad es que me quedo más tranquilo.