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Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Maó hace tiempo que no se entienden. Ambas administraciones navegan escoradas, mientras las vías de agua no permiten que el puerto ponga rumbo a un futuro mejor. Como pasa en casi todo, los dos poderes tienen parte de razón, aunque ahora el problema es que la comunicación es escasa y los objetivos no convergen.

Ordenar los amarres corresponde a quien tiene asignada la gestión, es decir, Autoridad Portuaria. Y a sus técnicos, que para eso están. Los políticos no se dedican a dar soluciones técnicas, sino que tienen otro encargo, resolver los problemas y animar la actividad económica con las herramientas de que disponen, que son las que corresponden a la gestión política. Si hay que cambiar una ley para ordenar mejor el puerto, que el Ayuntamiento utilice todos sus recursos para hacerlo. Si hay que aprobar algún plan para acoger cruceros de más eslora, que se plantee el objetivo y que se fijen los plazos. Después habrá que dejar trabajar a los técnicos.

Alguien debe poner orden en el puerto de Maó. No tiene sentido que haga seis años que se intenta construir un vial en el Cós Nou. No tiene sentido que el Club Marítimo no tenga amarres. No tiene sentido que la concesión del varadero se mantenga con carácter provisional desde hace demasiado tiempo. No tiene sentido que las casas de La Solana se caigan porque han sido desalojadas. Y tiene muy poco sentido que las administraciones competentes y las responsables no decidan celebrar una "cumbre" sobre el puerto que permita dejar escritos los acuerdos y sus plazos de ejecución. Ah!. Y poniendo los intereses generales por delante de los particulares, porque el puerto no es tuyo ni mío.